02 agosto 2023

Cementerio El Ángel, Un Patrimonio Fascinante un Rincón Histórico y Espiritual en la Capital Peruana

Sumérgete en un viaje a través del tiempo mientras exploramos la historia del Cementerio El Ángel, un tesoro oculto en el corazón de Lima, la capital del Perú. Conocido afectuosamente como El Ángel, este camposanto se erige como un patrimonio cultural que te fascinará desde el primer momento.


Inauguración y Nacimiento de una Necesidad

En el año 1959, el presidente Manuel Prado Ugarteche presidió la inauguración del Cementerio El Ángel, como respuesta a la creciente necesidad de Lima por contar con un nuevo espacio de descanso eterno. El Cementerio Presbítero Matías Maestro, que hasta entonces había sido el lugar de sepultura principal de la ciudad, había alcanzado su capacidad máxima en 1955, lo que impulsó la creación de esta nueva necrópolis.


Un Proyecto Magistral

La construcción del Cementerio El Ángel inició en junio de 1956, por iniciativa del presidente Manuel A. Odría, y fue diseñado por los talentosos arquitectos Luis Miró Quesada y Simón Ortiz, pertenecientes a la sección de obras de la Beneficencia Pública. Su ubicación se encuentra en el antiguo fundo Ancieta Alta, frente a la plazoleta del Ángel de la Resurrección, denominada así en honor a una estatua que se erigió allí en 1877.


El Legado Arquitectónico y Artístico

El Cementerio El Ángel es una obra maestra en sí misma. Al adentrarse por su majestuosa portada, los visitantes son recibidos por un espléndido mural pictórico del aclamado artista peruano Fernando de Szyszlo, acompañado de una imponente escultura de Joaquín Roca Rey. El camposanto cuenta con 640 pabellones, algunos de los cuales son construidos en cuarzo y mármol, mientras que la mayoría son de concreto armado, ofreciendo un espectáculo visual único.


Custodio de Historias y Recuerdos

Desde su apertura, el Cementerio El Ángel ha acogido a aproximadamente 600,000 almas que encontraron su eterno reposo en sus terrenos sagrados. Cada pabellón cuenta una historia, cada lápida encierra memorias y afectos profundos, convirtiéndose en un lugar de encuentro entre el pasado y el presente.


Renovando el Legado

A lo largo de los años, la popularidad de cementerios privados ubicados en las afueras de la ciudad ha transformado la percepción de El Ángel hacia un enfoque más popular. A pesar de enfrentar una alta demanda, el Cementerio El Ángel sigue siendo una joya arquitectónica y cultural que despierta interés en aquellos que buscan sumergirse en la historia y el legado de Lima Antigua.


Hacia el Futuro

Conscientes de la necesidad de perpetuar este patrimonio, el Estado Peruano ha tomado acciones para mantener viva la tradición del Cementerio El Ángel. Actualmente, se están construyendo 10,000 nuevos nichos para preservar la memoria de aquellos que descansan en paz en este lugar de respeto y veneración.


El Encanto de Lima Antigua en El Cementerio El Ángel

Con su arquitectura impresionante, arte significativo y una rica historia, el Cementerio El Ángel es un destino obligado para los amantes de Lima Antigua y los buscadores de experiencias culturales. Adéntrate en este rincón histórico y espiritual que encierra la esencia misma de la capital peruana. ¡Descubre el pasado, el presente y el futuro entrelazados en cada rincón de El Ángel!


16 julio 2023

El Cementerio Presbítero Maestro: Un legado histórico que perdura en Lima

En esta ocasión, nos adentraremos en la historia y las características únicas del Cementerio Presbítero Maestro, un lugar emblemático que ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en un testigo silencioso de la grandeza de esta ciudad.

Historia del Cementerio Presbítero Maestro:

El Cementerio Presbítero Maestro, fundado el 31 de mayo de 1808, es uno de los cementerios más antiguos y venerados de América Latina. Su nombre rinde homenaje al sacerdote español Matías Maestro, quien desempeñó un papel fundamental en su construcción. 


Este camposanto fue concebido en respuesta a la necesidad de contar con un lugar adecuado para dar sepultura a los fallecidos, ya que las iglesias y los patios de las mismas se habían vuelto insuficientes. 

Características destacadas:

El Cementerio Presbítero Maestro se distingue por su hermosa combinación de estilos arquitectónicos, que van desde el neoclásico hasta el art nouveau. Sus majestuosas puertas de hierro forjado y sus imponentes mausoleos hacen de este lugar un verdadero museo al aire libre.

Al recorrer sus senderos sombreados, descubrirás monumentos funerarios de gran valor histórico y artístico. Entre ellos, destaca la cripta del general José de la Riva-Agüero, prócer de la independencia peruana. También encontrarás la tumba del reconocido escritor Ricardo Palma, cuyas obras han dejado una huella imborrable en la literatura peruana.

Un tour para revisar los misterios y leyendas urbanas:

Bajo la supervisión y el acompañamiento de un guía especializado, tienes la opción de visitar el Museo Cementerio Presbítero Maestro en un recorrido nocturno, donde tendrás una cita con lo desconocido y lo paranormal. 

Mientras te encuentras al lado de las tumbas y mausoleos, escucharás relatos que te pondrán los pelos de punta y te sumergirán en los mitos y las leyendas urbanas que rodean la ciudad. Prepárate para una experiencia única en la que el miedo no existe.

El Cementerio Presbítero Maestro alberga una rica diversidad cultural, reflejada en los estilos y los símbolos presentes en los diferentes mausoleos. Además, es el lugar de descanso eterno de importantes personalidades que marcaron la historia de Lima y del Perú, convirtiéndolo en un verdadero museo de la memoria.

El Cementerio Presbítero Maestro es mucho más que un lugar de reposo final. Es una ventana al pasado, un testimonio de la rica historia y la profunda cultura de Lima. Fundado el 31 de mayo de 1808, este emblemático camposanto te sumergirá en un mundo de arte, arquitectura y memorias compartidas. 


Si alguna vez te encuentras en Lima, no puedes dejar de explorar el Cementerio Presbítero Maestro. Admira sus majestuosos monumentos, descubre las historias de quienes descansan allí y permite que el legado de este lugar histórico, con más de 200 años de historia, te envuelva.


17 marzo 2022

EL ANTIGUO HOSPITAL SANTA ANA

La obra principal de Fray Jerónimo de Loayza fue el Hospital de Santa Ana, cuyas obras se terminaron en 1553. La construcción fue realizada con fondos obtenidos por el arzobispo mediante la venta de alhajas, limosnas y un subsidio especial otorgado por el rey de España, Felipe II.


El hospital estaba destinado principalmente a alojar a los indios enfermos, pues muchos de ellos, por falta de atención médica y de alimentación adecuada, morían en sus ranchos.


El Hospital de Santa Ana, fundado en 1549 para indios, tenia 10 salas para hombres y 188 camas, 6 salas para mujeres y 89 camas.


En 1650, Se elimina el hospital del Cercado para refundirlo con el de Santa Ana porque era inútil sostener dos establecimientos con el mismo fin: atender a los nativos.


Santa Ana es demolido en 1922 en parte para ser modernizado y ampliado denominándose Casa de Maternidad de Lima, hoy convertida en el Instituto Materno Perinatal.


La Casa de Maternidad de Lima fue fundada el 10 de Octubre de 1826, por el Mariscal don Andrés de Santa Cruz. Aún cuando se había destinado como el primer local de la Casa de la Maternidad el del Colegio Santo Tomás, tan solo 8 días después, lo precario de la Hacienda Pública y la agitada situación política de aquellos momentos, cambiaron este lugar por una parte desocupada del antiguo Hospital del Espíritu Santo.


Con el correr de los años y como producto de la iniciativa y esfuerzo de la señora Fessel, el 26 de Octubre de 1829 se inaugura la Clínica y la Escuela de Parteras, que funcionarían en una sección del vetusto Hospital de Santa María de la Caridad, ubicada en la Plaza de la Inquisición, actual sede del Congreso. Allí laboró la señora Fessel hasta 1836, en que por razones de su quebrantada salud, renuncia al cargo retornando a su país, dejando varias promociones de parteras, las cuales obtenían del Protomedicato, a nombre del Estado Peruano, el título de “Maestra Partera”.
Con el retiro de Madame Fessel declinaron ostensiblemente la Escuela de parteras y la Maternidad de Lima. Coincidentemente ocurre algo semejante en el Colegio de Medicina, por lo que el gobierno del Mariscal Agustín Gamarra, dispuso el cierre del ya destartalado Hospital de la Caridad, trasladando las pacientes al Hospital Santa Ana.


Ese mismo año, el Hospital Santa Ana, ubicado en la Plaza Italia de los Barrios Altos, fue declarado Hospital de Mujeres y entregado en administración a la Beneficencia Pública.


Contaba con 14 Salas de Hospitalización, de las cuales 3 fueron destinadas a labores obstétricas: la sala Santa Rosa para parturientas; la sala San Antonio para puérperas y la sala San José, dedicada a mujeres enfermas con niños recién nacidos; la Ginecología se ejerció en la Sala La Merced. Además, las autoridades de la Beneficencia habían decidido establecer un nuevo Colegio de Obstetricia que reemplazara al fenecido Hospital de la Caridad y delimitara al mismo tiempo el sector de Maternidad.


Tras estos cambios, la Casa de Maternidad de Lima, es trasladada nuevamente en 1857,esta vez hacia el Colegio San Ildefonso, también conocido como el de las Recogidas, en cuyo local permanece durante 18 años hasta 1875 en que se desplaza al Hospital San Andrés. En 1877 este Hospital es destruido, lo que origina la obligada y última mudanza, retornando nuevamente luego de 20 años al Hospital Santa Ana, en donde permanece los siguientes 45 años, hasta 1922.


En 1922, al construirse la prolongación del Jr. Huallaga se toma parte del Hospital Santa Ana, el que es trasladado a un local construido con ese fin en la Avenida Alfonso Ugarte, tomando el nombre de Hospital Arzobispo Loayza, en honor del fundador del Hospital Santa Ana, que con esto desaparece. La porción restante pasó a constituir La Casa de Maternidad de Lima, cuyo nombre fue cambiado por Instituto Obstétrico – Ginecológico.


El 12 de marzo de 1925 la junta general de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, aprobó la venta de los terrenos que pertenecieron al Hospital de Santa Ana.
En Mayo de 1934, durante el gobierno del General Oscar R. Benavides se inaugura los ambientes de la actual Dirección, los Consultorios Externos y en los altos, la Clínica “Santa María” (llamada después “Hipólito Larrabure”) con frente al Jr. Antonio Miró Quesada. Años después, a raíz del terremoto de 1940, se construyó el Servicio Nº 6.


En 1985, sobre la base de los mismos hospitales se crea el INSTITUTO NACIONAL MATERNO INFANTIL (INAMI). En ese mismo año el gobierno expropia el terreno adyacente, que hace esquina con Jr. Huanta y Miro Quesada, para la construcción de la infraestructura para los Servicios de Emergencia, Alto Riesgo Obstétrico y Fisiología Fetal, así como también los nuevos Consultorios Externos de Obstetricia, Ginecología y especialidades.


En 1990, se desactiva el INAMI y el Hospital San Bartolomé se traslada a la Av. Alfonso Ugarte. Al año siguiente el Instituto Nacional Materno Infantil es designado como un establecimiento de salud especializado, con el nombre de INSTITUTO MATERNO PERINATAL (IMP).


09 marzo 2022

EL HOSPITAL SAN BARTOLOME

El Hospital San Bartolomé, fundado por Bartolomé de Vadillo, atendía exclusivamente a negros, sean estos esclavos o libres. Fue destruido totalmente en dos oportunidades y la actual edificación, que es la mejor conservada de los hospitales coloniales, corresponde a la reconstrucción realizada después de 1756. Con el advenimiento de la República y la desaparición formal de las castas se lo convirtió en hospital militar, función que cumplió hasta que se creara el actual Hospital Militar.



El gran cambio a partir de julio de 1821: se transforma en Hospital de atención de los heridos de la Guerra de la Independencia, sobre todo la División Colombia, que permanecerá hasta 1826 junto con sus inválidos y se les embarca con destino a su país. 
Desde 1826 se inicia como Hospital Militar de San Bartolomé, dependiendo en forma directa del Ejército Nacional, a cargo de un Cirujano Mayor y de un cuerpo de profesionales médicos y cirujanos integrales, más estudiantes de San Fernando interno y externos.


A partir de 1858 se incorporan las Hermanas de la Caridad de San Vicente Paúl, servidoras de los enfermos, en la parte administrativa, funcional y de gestión.




Historia

El hospital San Bartolomé fue fundado en 1651 por el sacerdote agustino fray Bartolomé de Vadillo, con el propósito de que fuera un centro de asistencia para negros libertos. Vadillo comprobó la necesidad de un establecimiento de ese tipo, pues sucedía entonces que cuando un esclavo negro dejaba de ser productivo, sea por enfermedad o vejez, el amo le daba libertad, para evitar hacerse cargo de su atención. De modo que eran muchos los libertos que quedaban en total desamparo.


El hospital se erigió muy cerca del hospital Santa Ana (dedicado a los indios) y del de San Andrés (donde se atendía a la gente de origen español), en el barrio de Santa Catalina, calle San Bartolomé (novena cuadra del actual jirón Miró Quesada), en donde funcionó durante más de trescientos años, hasta que en 1988 fue trasladado al sitio que actualmente ocupa.



El recinto sufrió los estragos del terremoto de 1687, siendo parcialmente reconstruido por el sargento mayor Manuel Fernández Dávila, que era el mayordomo del hospital.​ Una segunda destrucción sufrió durante el terremoto de 1746, por lo que debió ser completamente remodelado.



En 1821 empezó a ser usado para la atención de los soldados del ejército libertador, en especial de los grancolombianos que llegaron para luchar a favor de la independencia del Perú. Consolidada la República independiente, se convirtió en Hospital Militar, pasando su administración y sostenimiento a cargo del gobierno. Su personal lo encabezaba un Cirujano Mayor, más un cuerpo de cirujanos y médicos, así como alumnos de la Facultad de Medicina de San Fernando, externos e internos.


En 1866 pasó a la competencia de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima, hasta 1880 en que volvió a la administración del gobierno, durante la dictadura de Nicolás de Piérola.



En 1910, al reorganizarse el servicio de sanidad militar del Perú, el hospital San Bartolomé quedó bajo la dependencia de la sanidad militar. Adoptó entonces el nombre de Hospital Militar de San Bartolomé, y funcionó como tal hasta 1958, cuando se inauguró el moderno Hospital Militar Central de la avenida Brasil.



El viejo hospital de San Bartolomé fue remodelado y ampliado en 1961, convirtiéndose en Hospital Centro de Salud Materno Infantil, y quedando bajo la dependencia directa del Ministerio de Salud Pública.



En 1988 se trasladó al amplio local situado en la octava cuadra de la avenida Alfonso Ugarte, que hasta entonces había sido la sede del Instituto de Enfermedades Neoplásicas.​ Por entonces se llamaba Hospital Materno Infantil San Bartolomé. Actualmente se denomina Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé.



15 febrero 2022

HOSPITAL DE LA MISERICORDIA

Los primeros nosocomios de salud mental en Lima tienen sus orígenes en el siglo XVI. Los referentes más próximos son el Hospital de Santa Ana (1548) y el Hospital Real de San Andrés (1552). El primero se dedicó inicialmente a la atención de indígenas de ambos sexos y posteriormente restringió la asistencia sólo a mujeres. El Hospital Real de San Andrés atendía a españoles. Posteriormente se fundó el Hospital de la Caridad (1559) para mujeres españolas y el Hospital San Bartolomé (1646) para la atención de los negros.

HOSPITAL DE LA MISERICORDIA


Durante los primeros años de la República del Perú funcionaron en Lima las denominadas "loquerías", la de varones en el Hospital de San Andrés y la de mujeres en el Hospital de la Caridad, y a partir de 1840, en el Hospital de Santa Ana; ambos hospitales habían sido fundados durante el Virreinato del Perú, en el siglo XVI.



La atención de los enfermos mentales a mediados del siglo XIX, no difería en absoluto de la que se brindaba en el periodo colonial. Los enfermos eran recluidos en “loquerías” que se encontraban dentro de los hospitales generales, abandonados a su suerte y viviendo en condiciones infrahumanas. La loquería de San Andrés apenas destinaba un médico para la salud de los internos dejando la atención de salud mental en manos de empíricos.



Las malas condiciones en las que se encontraban los internos de las loquerías fueron denunciadas reiteradamente por el médico José Casimiro Ulloa. Así, en un documento escrito por aquel en 1859, puede leerse lo siguiente: 

“Es imposible atravesar el dintel de lo que se llama loquerias sin huir la vista de escena tan desoladora. La loquería de Santa Ana nos presenta, desde luego, un patio húmedo o cubierto de lodo, donde se ven aquí o allá montones de piedras, y en donde yacen sentadas, echadas o en cuclillas, las desgraciadas locas que, cubiertas de harapos y con la expresión particular que da á sus semblantes su mal, se nos presentan como las brujas de Macbeth".

Las malas condiciones sumado a la sobrepoblación en las que se encontraban los internos fue denunciado por el médico José Casimiro Ulloa (1829–1891) quien emprende la búsqueda de un nuevo establecimiento bajo condiciones adecuadas.



​Tal situación llevó a la fundación del Hospital de la Misericordia, en la Quinta Cortés, un antiguo local del barrio del Cercado​ que había pertenecido inicialmente a los jesuitas y que luego había pasado a funcionar como cuartel. La inauguración se llevó a cabo el 16 de diciembre de 1859, trasladándose todos los internos de las antiguas loquerías de San Andrés y Santa Ana.



El local elegido tuvo su ubicación en la Quinta Cortés, en el Barrio del Cercado. Como antecedente histórico se sabe que dicho lugar había sido sede del antiguo Colegio del Cercado, fundado en 1592 por el rey Felipe II para la instrucción de indios. En 1620, la Compañía de Jesús se hizo cargo del establecimiento hasta su expulsión en 1767. A raíz de este incidente el Colegio del Príncipe fue destinado, por orden real, como Hospicio de Pobres a fin de brindar ayuda a los mendigos y desvalidos de la ciudad.



Tiempo después el hospicio pasó a ser administrado por la Beneficencia y luego por el gobierno según Real Cédula del año 1803. Con el ocaso virreinal, el hospicio fue convertido en Cuartel de las tropas del Marqués de Valle Umbroso.

Durante la República, la Beneficencia vende el local a la familia Guiulfo y en 1857 vuelve a comprarlo para que funcione el Hospicio de la Misericordia y Hospital de Insanos en la Quinta Cortés, antigua residencia de jesuitas ancianos, enfermos o convalecientes. 
Finalmente, el 16 de diciembre de 1859 se inaugura con el nombre de Hospital Civil de la Misericordia. Por primera vez se construye un hospital destinado a la asistencia y curación de dementes teniendo como primer director al Dr. Casimiro Ulloa, precursor de la psiquiatría en el país.



El nuevo establecimiento fue construido bajo el marco teórico del tratamiento moral inspirado por Philippe Pinel, en Francia, aunque con siete décadas de retraso. Así, en su Reglamento Provisional de 1897 puede leerse, como funciones de las Hermanas de Caridad
“Art. 54. (…) 
6.º Procurar con todo empeño que los enfermos estén constantemente limpios y sean tratados con afecto, sin obligarlos á prácticas religiosas que ellos no acepten. (…) 
9.º Impedir que los enfermos sean maltratados de palabra o de hecho por los guardianes ú otros enfermeros. (…) 
11.º Las Hermanas deben velar rigurosamente para que los enfermos gocen toda la libertad de acción y de movimiento compatibles con este Reglamento”. 

En cuanto a los guardianes, figuraba entre sus obligaciones: 
“Art. 94. (…) 
4.ª Emplear siempre la persuasión y la dulzura, sin injuriar ni maltratar á sus pacientes, de obra ó de palabra (…).”

El hospicio se hizo conocido por haber albergado a personajes como los escritores peruanos Mercedes Cabello de Carbonera y Jorge Miota,​ habiendo sido también mencionado en algunas obras, como Una visita al manicomio, de la argentina Juana Manuela Gorriti.



Sin embargo, con el transcurso del tiempo el edificio del Hospital de la Misericordia (que era más conocido como Hospicio de Insanos o Manicomio del Cercado) resultó insuficiente para la creciente población que fue albergando. El médico Manuel Antonio Muñiz, sucesor de Ulloa, lamentó insistentemente las condiciones de hacinamiento en las que vivían los insanos, así como los malos tratos que recibían, exigiendo la construcción de un establecimiento más amplio. En un artículo publicado por él escribió lo siguiente:

  “Se puede decir, sin exagerar, que el manicomio de Lima, ni en su principio ni aun con sus mejoras posteriores, satisface las múltiples exigencias científicas. Y hasta duro es decirlo no merece el nombre de hospital de insanos. La verdad debe decirse entera. (…) El local no es ni siquiera apropiado para casa de reclusión. Fáltale mucho para eso. Fundar un manicomio es una obra muy difícil, muy laboriosa, muy delicada. Y todas estas circunstancias le faltaron al de Lima en su fundación. Quizá hubo demasiado talento para convertir un convento en una casa de locos. (…) O se tiene un buen manicomio ó no se dá tal nombre, á un edificio, á un local que no lo merece”.

Manuel Antonio Muñiz
Manuel Antonio Muñiz


Recién en 1900 se inició la edificación de un nuevo manicomio en el poblado de Magdalena del Mar, la cual no se concluyó hasta el 1 de enero de 1918, cuando se inauguró el Asilo Colonia de la Magdalena, lugar a donde fueron trasladados todos los pacientes del Manicomio del Cercado.
El 01 de enero de 1918, se inauguró el Asilo Colonia de la Magdalena, lugar a donde fueron trasladados todos los pacientes del Manicomio del Cercado. Al año siguiente, el filántropo trujillano Víctor Larco Herrera fue designado como inspector general modernizando el lugar. 

Victor Larco Herrera
Victor Larco Herrera


A partir de 1930 cambiaría su denominación como Hospital “Víctor Larco Herrera”, nombre que conserva hasta hoy.
En lo que se refiere al local del Hospital Civil de la Misericordia, se utilizó a partir de 1922 como Escuela de la Guardia Civil y Policía, en 1961 como sede del colegio Leoncio Prado y desde 1977 como sede del colegio “Alipio Ponce Vásquez” en Barrios Altos.

Hospital Victor Larco Herrera
Hospital Víctor Larco Herrera

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