20 diciembre 2021

PLAZA DE ACHO: EL COLOSO DEL RIMAC

La Plaza de Acho, es la tercera más antigua del mundo y una de las más importantes. Esta joya arquitectónica ubicada en el distrito del Rímac, fue inaugurada el 30 de enero de 1766, recinto en el que hasta la actualidad se realizan grandes corridas de toros.

Plaza de Acho
Plaza de Acho


Con 250 años de antigüedad y una capacidad máxima de 13 mil espectadores, el coso peruano ostenta el título de Monumento Histórico. A pesar del tiempo, su adecuado mantenimiento ha logrado relucir la Plaza y llevarla a lo que es ahora, una majestuosidad que se exhibe en cada feria taurina del Señor de los Milagros realizada en el mes de octubre.



Dentro de este Patrimonio encontramos el Museo Taurino, único en su género, siendo un atractivo donde se puede apreciar óleos que retratan corridas y carteles de los primeros eventos realizados en Acho; además de una colección de auténticos tesoros representativos de la tauromaquia. Lugar enriquecido gracias al esfuerzo y dedicación de los miembros del Patronato del Museo Taurino de la Plaza de Acho.



Cabe resaltar, que los ingresos realizados en la Feria del Señor de los Milagros, van directamente a los Programas Sociales a cargo de la Beneficencia de Lima. Dependencias donde acogemos a personas en situación de vulnerabilidad y que reciben protección y calor de hogar, además de todo lo esencial para una calidad de vida digna.



Las corridas de toros llegaron a América y al Perú con el arribo de los conquistadores españoles. Una referencia al primer espectáculo taurino en Lima, figura en las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, donde se indica que la primera feria de toros en Lima habría ocurrido en 1538 para celebrar la derrota de los Almagristas. Sin embargo, otros dicen que en realidad fue el 19 de marzo de 1540, como celebración de la Pascua de Resurrección.



El acontecimiento tuvo lugar en la Plaza de Armas de Lima y, durante muchos años, las fiestas de toros se realizaron en este espacio. Para ello se cerraba con vallas, se instalaban tribunas y se armaban barreras de tal forma que se erigía un coso para la ocasión.





Estructura y distribución

Con una capacidad de 14 000 localidades,​ la plaza de Acho es representativa de la arquitectura limeña de finales del Virreinato del Perú e inicios de la época republicana. Su construcción es de material noble, adobe y madera, habiendo sobrevivido a los terremotos que ha sufrido la ciudad de Lima desde su construcción.



Exteriores

En sus exteriores, la Plaza de Acho presenta una forma circular, con una serie de portales rectangulares estrechos y altos que se suceden unos de otros, en grupos de 6, a lo largo del frontis del coso. 
En el interior del recinto y aún fuera del coso se ubican la capilla hacia el lado noreste, el desolladero al lado este, y los corrales hacia el lado norte. Posee una explanada en su lado oeste, conocida como Patio de Sombra, en donde se ubican el Museo Taurino, el Restaurante de la plaza, y una serie de obras escultóricas alusivas a figuras del toreo y personajes ligados a la tauromaquia, entre las que destacan esculturas de Victorio Macho, Miguel Baca Rossi y Raúl Franco Ochoa. En esta plaza también es considerado como pieza fundamental el mirador ingunza, mirador ciudadano durante el Virreinato del Perú.







Interiores

Las graderías poseen 15 accesos o tendidos. Del tendido 2 al 7, las graderías pertenecen a Sombra, mientras que del tendido 9 al 15 pertenecen a Sol. Los tendidos 1 y 8 son Sol y Sombra, y sobre ellos se ubican el palco del juez de la plaza y el palco del Presidente de la República, respectivamente. Las graderías están rematadas por una arquería corrida de madera. 
El ruedo posee un diámetro de 60 metros (antes de la remodelación tenía 90), poseyendo 2 ingresos: la puerta de chiqueros (toril) y la puerta de cuadrillas (puerta grande).





Historia

En 1765, Agustín de Landaburu y Ribera, alcalde de Lima, solicitó permiso para construir lo que llamó "una plaza fija para las corridas de toros" que se llevaría a cabo en Lima durante la celebración del Carnaval en la ciudad. Así, la plaza fue construida en los terrenos del Convento de Madres de Las Nazarenas,​ en un sitio que había sido utilizado para varios edificios de toros temporales desde 1754, y cuyas propiedades pasaron luego al reconocido médico y prócer José Hipólito Unanue y Pavón. La construcción duró ocho meses.



La plaza fue fundada el 30 de enero de 1766,​ durante el gobierno del virrey Manuel de Amat y Juniet, antecediéndola en antigüedad la plaza de toros de Béjar y Zaragoza, en España. La plaza española de Sevilla inició su construcción en 1749, pero concluyó formalmente después de la de Acho.



El cartel de la corrida inaugural lo integraron Pisí, Gallipavo y Maestro de España. El primer toro lidiado fue Albañil Blanco, con divisa caña y rosado, de la hacienda Gómez de Cañete, propiedad de Landaburu y Ribera. A esta primera corrida de toros asistió el virrey Amat.



La fecha de inauguración de la Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” tenía una serie de vacíos históricos, ya que las fuentes de principios de siglo, así como las diversas publicaciones sobre el tema no daban una fecha exacta, pero gracias a las investigaciones realizadas por el doctor Aurelio Miro Quesada Sosa se llegó a determinar que la primera corrida se celebró el 30 de enero de 1766, en la que se lidiaron 16 reses destinadas para los diestros de a pie y a caballo. 
En el cartel de esta corrida inaugural figuraban los espadas “Pizi”, “Maestro de España” y “Gallipavo”, los tres peruanos. Y el primer toro que pisó el ruedo de Acho para ser lidiado se llamó “Albañil Blanco”, procedente de la hacienda Gómez, ubicada en la localidad de Cañete (sur de Lima), y que según don José Emilio Calmell en uno de sus libros publicados cuyo título es “Diccionario Taurino del Perú”, los ejemplares de esta hacienda cañetana llevaban sobre sus lomos la divisa rosa y caña.




La historia señala que a ésta primera corrida asistió el Virrey don Manuel de Amat y Juniet, y que el festejo se realizó aún pendiente del permiso y autorización del Rey de España Carlos III, que un año más tarde se dio por Real Cedula. 
El contratista de la plaza don Agustín Hipólito de Landaburu se dedicó a explotar el negocio de organizar corridas de toros con bastante acierto, pues obtenía muy buenas utilidades cada temporada. No lo disfrutó por mucho tiempo, ya que por cláusulas del contrato que le eran desfavorables a él, dejó de dar corridas. 
A la muerte de don Agustín Hipólito de Landaburu continúo explotando la Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho”, su viuda, la misma que fue asesorada por su hermano don Juan José Belzunce, quien también antes había asesorado al malogrado Landaburu. A la muerte de la viuda de don Agustín Hipólito de Landaburu fue su hijo don Hipólito de Landaburu y Belzunce quien heredó sus cuantiosos bienes, entre ellos la Plaza de Toros de Lima (Plaza de Acho), quien no continúo la labor de sus padres. Al marchar éste a España y luego de ser enviado a Francia, su albacea don Hipólito Unánue se hizo cargo de la plaza de toros.

En el año de 1832 don Hipólito Unánue como albacea de Landaburu y Belzunce dejó como legado testamentario de su patrocinado la Plaza de Toros de Lima “Plaza de Acho” a favor del Hospicio de los Pobres, administrada por la Junta Real de Beneficencia de Lima (actualmente forma parte del patrimonio de Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, propietaria de la Plaza de Acho), para su explotación a favor de dicho hospicio. La entidad propietaria del coso taurino limeño procedió a sacar a remate la explotación de dicho inmueble, siendo el primer asentista don José Antonio Morote.



A lo largo de su existencia, los ingresos de la Plaza de Acho han sido designados para los organizadores de diferentes corridas. Una excepción a esto fue durante la guerra por la independencia de España: entre los años de 1821 y 1826, todos los ingresos de la plaza se dirigieron al ejército libertador.
En 1849 torearon los primeros españoles en Acho, encabezados por el torero Carlos Rodríguez, quienes implantaron la moda de los trajes de luces y las cuadrillas.​ En 1916 el mexicano Rodolfo Gaona fue el primer matador famoso en participar en una corrida en la plaza de Acho.​
En 1944 fue remodelada debido al deterioro sufrido por lo años, ampliándose su capacidad de 7 000 a 14 000 espectadores,​ pero en desmedro de las dimensiones del ruedo, que dejó de ser el de mayor tamaño del mundo. 
La remodelación estuvo a cargo del ingeniero Francisco Graña Garland. Aunque el trabajo en general se consideró exitoso en retener las características amadas de la plaza, al menos un escritor lamentó la "caída" de la antigua plaza: 

«Solemne, silenciosa y decrépita, como esas viejas actrices cargadas con años —Florías y fama antiguas— la antigua Plaza de Toros de Lima ha caído».​ 

Con la remodelación se cambia la habitual fecha de corridas, diciembre, pasando a octubre, mes del Señor de los Milagros en el Perú.



Un punto importante en la historia taurina del Perú fue el 18 de octubre de 1962, fecha en la que el Museo Taurino de Acho abrió sus puertas al público, en el que se muestran objetos taurinos de gran importancia para la historia taurina nacional.​ Un año antes se crea el primer Patronato del Museo Taurino para que éste se encargue de la búsqueda de objetos taurinos, los que luego de ser catalogados se exponen a la afición.

Cantinflas en Acho el 16 de mayo de 1965
Cantinflas en Acho el 16 de mayo de 1965



En 1971 la plaza de Acho fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación y, en 1991, Patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco.
Es costumbre que durante las corridas de toros que componen la Feria del Señor de los Milagros, entre el quinto y sexto toro que la banda de música toque una marinera, una costumbre que tiene su origen en el Día de la Canción Criolla instaurada en 1944.



Albergue Casa de Todos en Acho en 2020.

El 29 de marzo de 2020 el alcalde de Lima anunció que la Municipalidad de Lima y la Beneficencia Pública de Lima establecieron en la Plaza de Acho el albergue temporal "La Casa de Todos" poniendo sus instalaciones a disposición de personas vulnerables en el marco de la cuarentena nacional decretada por el gobierno por la pandemia por COVID-19. La iniciativa fue aprobada por el Ministerio de Cultura y el espacio fue habilitado el día 31 de marzo de 2020.




El 31 de agosto de 2020, la Municipalidad de Lima, que tiene mayoría en el directorio de la Sociedad de Beneficencia de Lima, administradora de Acho, aprobó:


Declarar de Interés Metropolitano que los funcionarios de la Municipalidad Metropolitana de Lima así como sus representantes ante directorios y cualquier estamento, que tengan como responsabilidad aprobar la suscripción de convenios y contratos que impliquen la disposición de bienes inmuebles, establezcan lineamientos que estén orientados a diversificar el uso de los mismos, garantizando que estos inmuebles no sean utilizados para espectáculos públicos donde se ejerza cualquier tipo de tortura contra los animales.


01 diciembre 2021

El Puente Balta

Los estudios para la construcción de un puente sobre el río Rímac, empezaron bajo el tercer gobierno interino de Pedro Diez Canseco (1868)

Puente Balta
Puente Balta


Hasta entonces, el único puente que conectaba la ciudad de Lima con el barrio del Rímac era el Puente de Piedra, de la época colonial; también había un puente precario de madera y sogas. El asunto mereció la atención del público y se debatió sobre el lugar de su construcción y el material a usarse.​

Puente Balta y el rio Rimac


El proyecto tomó cuerpo bajo el gobierno del presidente José Balta (1869),​ que convocó a un concurso público para que los empresarios interesados presentaran sus propuestas. Resultó ganador el diseño presentado por el ingeniero Felipe Arancibia y el empresario Enrique Armero.

José Balta
José Balta


El lugar elegido para su construcción fue el situado frente a la Plaza de Acho, conocido como “La Barranca”, zona usada como muladar.​ El puente sería una prolongación de la calle San Ildefonso, llamada entonces calle Talavera, que actualmente corresponde a la primera cuadra del jirón Andahuaylas.

Puente Balta - Año 1885
Puente Balta - Año 1885


Armero encargó la fundición y prearmado del puente a la fábrica Boigues Rambourgs Coe, de Francia. La estructura estaba conformada por tres arcos de hierro fundido, soportados por pilares en piedra, y enjutas con detalles en estilo neorománico italiano.

Construcción del Puente Balta
Construcción del Puente Balta


Existía sin embargo el problema que, al no estar canalizado el río, este solía invadir los terrenos aledaños, que eran usados como campos de cultivo o quedaban como terrenos pantanosos, que afectaban la salubridad pública. 

Puente Balta 1906
Puente Balta 1906


Se resolvió el problema canalizando el río en la zona comprendida entre Piedra Liza y el Puente de Piedra, y la zona llamada Martinete, construyéndose para tal efecto un gran muro con albañilería de cal y canto.​ 
Otro problema presentado fue que los ingenieros no calcularon la diferencia de altura entre Lima y el Rímac, por lo que tuvieron que hacer una rampa en el lado del puente que daba hacia Acho. Esto obligó a retirar el monumento a Cristóbal Colón que se hallaba en el óvalo de Acho, al final de la Alameda del mismo nombre. La obra total costó unos trescientos mil soles.

Rampa de acceso al Puente Balta en la zona del Rimac
Rampa de acceso al Puente Balta en la zona del Rimac


El 19 de marzo de 1869 se colocó la primera piedra de la obra, ceremonia en la que participaron el presidente José Balta y sus ministros, así como el prefecto del departamento, y algunos cónsules extranjeros. También estuvieron presentes miembros de la sociedad limeña y cientos de pobladores de la clase popular. 
Tras la inauguración, se realizó un gran desfile de celebración, que culminó en un gran convite realizado en el recreo Tívoli, situado en los baños de Piedra Liza.​ Conocido entonces como el Puente de Fierro, con el tiempo se popularizó como el Puente Balta o el Puente de Balta. Las obras concluyeron en 1919, a principios del Oncenio o gobierno del presidente Augusto B. Leguía.

Puente Balta 1930
Puente Balta 1930


Durante la ocupación de Lima (1881) el puente fue escenario de un hecho histórico poco conocido. Estando ya ocupada la ciudad por los chilenos, dos soldados peruanos, Manuel Hilarión Roldán y Manuel Guerra, se encontraron con un soldado chileno del Batallón Esmeralda. Trataron de resistir, pero sucumbieron ante la llegada de todo el contingente enemigo, siendo capturados y fusilados en el mismo puente. Sus cuerpos reposan actualmente en la Cripta de la Héroes.


Puente Balta 1960
Puente Balta 1960


El Puente Balta, ilustra la introducción de las técnicas y los materiales de prestigio, objetivación de la “prosperidad falaz” en el campo de la obra pública. 

Estructura del puente Balta
Estructura del Puente Balta


Prefabricado europeo en hierro fundido con arcos rebajados soportados por pilares en piedra, y enjutas con detalles en estilo neo románico italiano, fue una manifestación de la sujeción e integración del río a la ciudad que consolidaba la urbanización de Barrios Altos. También expresa la búsqueda de integración con la zona recreacional del barrio del Rímac, con la Alameda y plaza de Acho y más al interior con el Paseo de Aguas.

Detalle de los arcos del Puente Balta
Detalle de los arcos del Puente Balta


Actualmente comunica el Jr. Andahuaylas en el Cercado de Lima, con la explanada de la Plaza de Acho en el Rímac.

Puente Balta, al fondo el Jr. Andahuaylas
Puente Balta, al fondo el Jr. Andahuaylas


25 noviembre 2021

El Puente Trujillo o Puente de Piedra

Dentro de las estructuras arquitectónicas más representativas de la ciudad de Lima se encuentra el denominado “Puente de Piedra”, ubicado sobre el río Rímac, que une el Jirón De la Unión, en el Cercado de Lima, y el Jirón Trujillo en el distrito del Rímac, conocido mayormente como “Puente Trujillo” por haber sido este el nexo entre Lima y la ciudad de Trujillo.



El Puente de Piedra es un puente ubicado en el centro histórico de Lima, capital del Perú. Cruza el río Rímac uniendo el Cercado de Lima con el distrito del Rímac. Es el inicio del Jirón de la Unión que fuera en los primeros años de la república, la vía más importante de la ciudad. Es comúnmente denominado como Puente Trujillo debido a que es la prolongación del jirón Trujillo.



Historia

Fue construido en 1610 por el arquitecto español Juan del Corral, nacido en Santander, durante el mandato del virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros,​ ante la progresiva urbanización del barrio de «abajo el puente» (actual distrito del Rímac). Fue uno de los primeros puentes construidos sobre el río Rímac, permaneciendo como el único nexo entre el la ribera norte del mismo y la antigua ciudad amurallada hasta la construcción del Puente Balta en el siglo XIX.


La del marqués fue una experiencia en desastres que aplicaría nuevamente al asumir la gestión del Virreinato del Perú, donde llegó a fines de 1607. Poco después desarrollaría proyectos urgentes: tras levantar el primer censo en Lima, construyó la Alameda de los Descalzos y el puente de piedra sobre el río Rímac, que amenazaba permanentemente a la ciudad con sus desbordes. Un puente anterior, construido por el virrey Marqués de Cañete hacia la mitad del siglo XVI, había sido destruido por una crecida del Rímac en 1597.


Fue el alcalde don José de Ribera quien firmó contrato con Juan del Corral, maestro mayor de reales fábricas y azulejero notable, para encargarse de la construcción del puente a cambio de 700 mil pesos. Y lo hizo siguiendo un estilo gótico-isabelino, utilizado en monasterios y catedrales, con piedras de mampostería traídas de las canteras de Surco. En su diseño, contrafuertes adiamantados parten las aguas del río y contrafuertes circulares las despiden. Sobre estos, parapetos separaban a peatones de caballos y carruajes. Tras dos años de construcción, la obra fue inaugurada por el visionario virrey.


El puente de piedra, o puente Trujillo, unía entonces la Lima amurallada con el arrabal de San Lázaro (actual Rímac), asentamiento de indios camaroneros. Asimismo, facilitó el acceso a la Alameda de los Descalzos y a la Pampa de Amancaes, dos populares espacios públicos de la sociedad colonial.


Veinte años más tarde, el virrey Amat mandó fortalecer su estructura, mientras que en tiempos republicanos, el gobierno de José Balta ordenó reparar, en 1868, el arco de la entrada. Sin embargo, esta estructura fue afectada por un incendio en 1879 y fue demolida definitivamente. El otro arco, situado en la ribera del distrito del Rímac, fue demolido a mediados de la década del ochenta para colocar el puente de concreto que da paso a la actual Vía de Evitamiento. Decisiones impulsadas por una mal entendida modernidad.


Según sostiene Antonia Durán (1994) en el lugar previamente existió un primer puente de madera, levantado en 1554 y sustituido por otro de mampostería y ladrillo mandado a construir entre los primeros años del siglo XVII debido a los daños constantes generados por la fuerza de la corriente del río Rímac.


La propuesta inicial del puente, tal como afirma Durán en base a documentación de la época, contaría con ocho ojos, seis pilares en el río y dos más pequeños a los lados, pero finalmente se hizo de seis. (DURÁN, 1994).


Según Luis Sifuentes, esta estructura constituye una de las construcciones más antiguas de Lima. Fue edificado entre 1608 y 1610, durante la época del virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros; por eso a esta estructura también se le conoce como “Puente de Montesclaros” (SIFUENTES, 2010).



Actualidad

Actualmente, si bien fue pavimentado, mantiene la misma estructura inicial. Con la construcción de la Vía de Evitamiento se estableció un paradero de transporte público, el que fue trasladado en el año 2006 con la construcción del Puente Rayito de Sol.


El antiguo puente de piedra forma parte del paisaje arquitectónico de la Ciudad de Lima. Ha sido testigo de innumerables acontecimientos históricos de nuestra ciudad, y junto con otras estructuras arquitectónicas conforman nuestro patrimonio cultural.





18 noviembre 2021

La Quinta de Presa

La única casona de recreo de estilo barroco francés o rococó, que se construyó a partir del siglo XVIII en el barrio limeño del Rímac, es la Quinta de Presa, un ejemplo de arquitectura colonial, que hace eco a los palacios de verano de la campiña francesa, pero en menor dimensión.

Quinta de Presa Fachada principal
Quinta de Presa Fachada principal


Esta mansión campestre cuenta con un área de más de 15 mil metros cuadrados, ubicada fuera del perímetro de las antiguas murallas de Lima, al otro lado del río Rímac y fue erróneamente llamada Palacio de la Perricholi.

Quinta de Presa escaleras en mal estado
Quinta de Presa escaleras en mal estado



Se afirma que fue mandada a construir por el virrey Amat para Micaela Villegas, más conocida como La Perricholi, aunque esto se niega en la monografía del Padre Ugarte.

Quinta de Presa Hall con pequeña capilla
Quinta de Presa Hall con pequeña capilla


Su origen partió de un antiguo molino en 1727, el cual llegó a ser propiedad de doña Isabel de la Presa, por lo que se le llamó molino de Presa. Su sobrino, don Pedro José Carrillo de Albornoz heredó el molino y construyó la casa de recreo, que se conoce como quinta de Presa, donde el virrey Amat habría participado en el diseño.

Quinta de Presa vista de la Huerta en estado de abandono
Quinta de Presa vista de la Huerta en estado de abandono


El distrito del Rímac perdía su contexto paisajístico en la segunda mitad del siglo XIX, transformándose en un barrio popular. El Estado Peruano adquirió la quinta en 1920, cediéndola para cuartel de la Guardia Republicana. Se creó el Museo del Virreinato en 1935.

Quinta de Presa detalle de la fachada
Quinta de Presa detalle de la fachada


Más tarde, en 1971, la edificación pasó a pertenecer al Instituto Nacional de Cultura (INC). Fue declarado monumento histórico nacional en 1972.

Quinta de Presa detalle del Hall
Quinta de Presa detalle del Hall


Se comenzaron las restauraciones en 1990 a pedido del INC junto con la Escuela Taller Lima. De esta manera se logró la recuperación del edificio principal, el jardín interior, el molino, el huerto, espacios exteriores y muebles de la casa como pintura, lienzos y mobiliario.
Se interrumpieron estos trabajos en 1995 por la falta de un proyecto museográfico, un compromiso que asumió el INC.

Quinta de Presa Salon
Quinta de Presa Salon


Historia


La Quinta de Presa fue la casa solariega de la aristocrática familia Carrillo de Albornoz (Condes de Montemar) y Bravo de Lagunas (Condes de Monteblanco). Sin embargo, el nombre de la quinta se la debe gracias a su más conocida propietaria, Isabel Carrillo de Albornoz y de la Presa, hermana del 4° Conde de Montemar, fue construida en el siglo XVIII, fuera del perímetro de las antiguas murallas de Lima, al otro lado del río Rímac. El inmueble es de estilo barroco francés o rococó, adaptado al clima de la capital y a las condiciones de los materiales de construcción. Fue declarado monumento histórico nacional en 1972.

Quinta de Presa estado de conservacion de la fachada principal
Quinta de Presa estado de conservación de la fachada principal



Sus instalaciones fueron afectadas durante su uso por el Banco de la Vivienda,​ el cual mediante convenio con el Instituto Nacional de Cultura del Perú inició la restauración logrando que pudiera volver a mostrar el estilo afrancesado -en salones de juego, comedores y capilla- que lo hizo célebre. Fue el Cuartel Nacional del Regimiento de Gendarmes de Infantería, Guardia Republicana del Perú y sede del Museo de Arte Virreinal.



Proceso de restauración


En el 2019, el entonces director del Plan COPESCO Nacional (PCN), José Vidal Fernández, indicó que la estructura iba a iniciar un proceso de restauración como parte de la lista de recuperación planteada por la World Monuments Fund.




La ficción popular insistió en reconocerla como la casa de la mismísima Perricholi, y esa leyenda persiste entre las calles del histórico Rímac. Sin embargo, la historia de la Quinta, molino y caballeriza de Presa se remonta a la primera dueña de sus terrenos, Isabel Carrillo de Albornoz y Presa, a quien pertenecieron desde comienzos del siglo XVIII. Décadas después, hacia finales del siglo, el coronel Pedro Carrillo de Albornoz y Bravo de Lagunas levantó la hermosa casona de recreo. 




Hoy, la Quinta de Presa se alza en el corazón histórico del distrito como modelo de la arquitectura afrancesada que predominaba en la Lima de su época. A lo largo de los años ha pasado por varios intentos de refacción, pero luego ha vuelto a cerrar sus puertas. Ha permanecido abandonada, ha sido usada como cuartel de la Guardia Republicana. Ahora, tras años de gestiones, el proyecto impulsado por el Patronato del Rímac, el World Monuments Fund (WMF), el Ministerio de Cultura (Mincul) y el Ministerio de Turismo (Mincetur) promete empezar una restauración integral y un uso sostenible que sean ejemplo de recuperación patrimonial.




Caminando hacia el amplio jardín de la Quinta de Presa, con mirador, glorieta y un camino acompañado por palmeras, se nota que el pasto se ha deteriorado un poco. 




En resumidas cuentas este hermoso palacio debe de ser recuperado y puesto en valor tanto para ser abierto al turismo o en forma de museo que pueda albergar todo lo relacionado con la época virreinal. Es un ejemplo mas de la gran cantidad de predios con un enorme valor histórico que estan a la espera una recuperación y puesta en valor, de ser así, nuestra querida Lima se vería mucho mas hermosa.



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