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04 agosto 2021

La Casa Riva Agüero ejemplo de restauración

Lo mejor de la casa Riva Agüero es que es gratuita, así que van a poder aprovechar de un recorrido cultural que lleva dentro de sus instalaciones mucha historia sin pagar un solo sol, cerca de ella a un par de cuadras está el conocido jirón de la unión la calle peatonal más importante del centro de Lima, una calle donde hay bastante comercios y sobre todo los segundos pisos de la mayoría de casas que guardan una historia y un pasado poco conocido por la mayoría de limeños.



Fachada principal

La Casa Riva Agüero se encuentra en el jirón Camaná en la cuadra número cuatro, por fuera van a ver una fachada con dos balcones republicanos de color verde acompañados con su vidrio respectivo además de su fachada de color rosado intenso casi como concha de vino con un pórtico de color verde y sus marcos de blanco que llegan hasta el segundo piso de sus instalaciones, esta casa está construida con las influencias del siglo XVIII donde también destacan sus ventanales en el primer piso hacia la calle con hierro forjado de color blanco adornados en forma cuadriculada y con diseños florales divididas en tres partes, además esta casa tiene algo que les va a llamar la atención y es que ninguna de sus rejas se parece a la otra, cada una tiene un diseño único y su marca se ve reflejada de manera especial y bien ornamentada.



Un detalle especial de esta casa es que en la entrada vas a encontrar una patio hecho con piso de canto rodado pulido, la forma del patio ha sido respetando las reglas coloniales de las casas limeñas de aquellos tiempos debido a que en aquella época era común no tener jardines en los patios pero sí algún macetero que le dé un poco más de vida al lugar, adicionalmente estos lugares también se convirtieron en parte pública de la ciudad de Lima ya que hasta allí ingresaban los pregoneros a vender sus productos para los habitantes de la casa, usando canciones típicas a determinadas horas por ejemplo a la mañana si llegaba la panadera a cantar, uno ya sabía qué hora era sin necesidad de ver un reloj ¿Cómo lo sabemos hoy en día? Pues gracias a los diferentes relatos que autores como Ricardo Palma y representaciones graficas como las de Pancho Fierro es que hemos podido ir descubriendo a los diferentes personajes que estaban en la época colonial de Lima y que ya no existen.




Historia de la casa


La casa “Ramírez de Arellano”, ubicada en el Jirón Camaná Nº 459 (calle antiguamente llamada “de Lártiga”) es actualmente propiedad de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Allí funciona su escuela de Altos Estudios, llamada Instituto Riva-Agüero en honor al último propietario residente de la casona, que la legó por testamento –junto con sus demás bienes- a dicha universidad.




Juan Rodríguez de Villalobos

El primero de los propietarios de los terrenos sobre los que siglos después se construyó la casona fue el conquistador Juan Rodríguez de Villalobos, natural de Cáceres, en Extremadura, España. Los tuvo inmediatamente tras fundarse la Ciudad de los Reyes el 18 de enero del 1535.







Diego Maldonado - Juan Francisco Arias Maldonado

Posteriormente, dichos terrenos fueron comprados a mediados del siglo XVI por el capitán Diego Maldonado, apodado “el Rico”. Maldonado falleció en la Ciudad de los Reyes, alrededor del 1570 y su hijo y sucesor, Juan Arias Maldonado, heredó dichos terrenos.

Su hijo legítimo y definitivo heredero, Juan Francisco Arias Maldonado y Contreras, nacería en 1583. Para 1687, Lima fue sacudida por el terremoto del 20 de octubre, lo que originó que posteriormente, en 1692, se autorice a don Juan Francisco Arias Maldonado para “vender a censo perpetuo los solares de dichas casas vinculadas que se arruinaron”.



Francisco de Lártiga y Torres

El principal postor y comprador final de los solares fue el capitán Francisco de Lártiga y Torres. Mientras quedó Francisco de Lártiga y Torres de poseedor de la mayor parte de solares, el referido mayorazgo recayó a la muerte de don Juan Francisco Arias Maldonado en su hijo don Gaspar José Arias Maldonado y Palomino, Carrillo del Soto y Rendón (apellidos estos últimos -sin duda- de su madre), que vivió entre finales del siglo XVII y los primeros años del siglo XVIII. El mayorazgo, según se mencionara, consistía en bienes no sólo en Lima, sino otros -tanto urbanos y rurales- en Cuzco y Nazca. En 1737, empezó a ser conocido el tramo de la calle de Amargura -sobre el que se alzaba la casa-habitación- como calle “de Lártiga”.



Domingo Ramírez de Arellano

Fue su nexo de parentesco político con el señor del mayorazgo de Maldonado lo que permitió al coronel Domingo Ramírez de Arellano acceder a las fincas urbanas de su propiedad, poco antes de que su mujer heredara no sólo muchos bienes de su madre, la condesa de Vistaflorida, sino también los de su hermana Juana Rosa (viuda de don Andrés de Maldonado y Salazar).



Los esposos Ramírez de Arellano y Baquíjano tuvieron cuatro hijas que sobrevivieron a la infancia: María Rosa, Mariana, María Josefa y María Ignacia, nacidas entre 1782 y 1793. De éstas, sólo la tercera contrajo matrimonio. Las otras tres hermanas quedaron de poseedoras de la casa principal de su padre, así como de las casas accesorias, que tuvieron arrendadas. Resulta muy importante señalar que una de las casas posteriores a la que ellas ocupaban, la denominada casa “de Blaque” fue alquilada por estas señoras al libertador chileno don Bernardo O’Higgins, que dividió sus últimos años entre dicha residencia y su hacienda “Montalbán” en el valle de Cañete. Mientras subsistió el mayorazgo de Maldonado, las hermanas Ramírez de Arellano tuvieron que seguir pagando un monto anual a los herederos del vínculo.

A comienzos del siglo XX, las propiedades que antaño fueran del mayorazgo de Maldonado, en la media manzana entre Espaderos (ya conocida como Jirón de la Unión), Lezcano (antes Mármol de Carvajal) y Lártiga (antes parte de Amargura, y hoy Jirón Camaná), quedaron de poder de las hermanas Rosa Julia y Dolores de Osma y Sancho Dávila, tras la muerte de su padre y de su hermana mayor. Viuda la última, tuvo un solo hijo nacido en 1885: don José Carlos de la Riva-Agüero y Osma, quien tras la muerte de su madre y de su tía en los años ‘20, quedó de único propietario de las fincas.




José de la Riva-Agüero

Fue así que tras testar en dicho sentido, y a su temprana muerte en 1944 (víctima de una apoplejía fulminante), las fincas varias de don José de la Riva-Agüero, rurales y urbanas –éstas últimas de su tatarabuelo don Domingo Ramírez de Arellano y antes todavía de los diferentes señores del mayorazgo de Maldonado (pasando por el episodio marcado por Francisco de Lártiga y una serie de otros ocupantes de las tiendas y casas menores del conjunto de propiedades), terminaron perteneciendo a la Pontificia Universidad Católica del Perú.




Una casa con vestigios de modernidad

Otra cosa curiosa que les puedo compartir es que la casa fue una de las primeras que empezó a pasar de esa Lima sin electricidad a tenerla, fue así que en el recorrido puedes apreciar como existían ya algunas conexiones para la luz eléctrica todo esto se dio a finales del siglo XIX gracias a las gestiones del presidente Ramón Castilla el cual hay un monumento muy cerca de la casa frente a una Iglesia que se llama “La Merced” 




Una biblioteca para la casona

En esta casa encontraremos una jugosa colección de obras artísticas, esta biblioteca está abierta al público para poder ser usada y lleva el nombre de Victor Andrés Belaunde. El techo de esta biblioteca esta tallado además de encontrar lienzos en sus paredes como la de Santa Rosa de Lima una de las más reconocidas del  país.

Por otro lado la casa también cuenta con una valiosa hemeroteca en este caso si debes de tener un permiso especial para poder hacer uso de la extensa información que se encuentra allí, una cosa que se encuentra allí es por ejemplo la primera edición del diario “El Comercio” el cual es uno de los diarios mas antiguos del Perú. 




La historia de los cañones

Dentro de la casa de Riva Agüero van a encontrar también dos cañones el cual para sorpresa de mucho fueron encontrados en las excavaciones mientras se hacía el proceso de restauración y hoy los cañones se encuentra a un lado del patio como forma decorativa, ahora lo que puedo comentarles es que estos cañones no eran para ser usados en épocas de guerra sino que eran colocados simplemente como adornos que usaban los habitantes de aquellos entonces ¡así que no es lo que parece!




Otra cosa que van a entender visitando la casa Riva Agüero es que la familia tenía sus dormitorios en el segundo piso y el primer piso era considerado como la parte social para recibir a sus invitados y a los comerciantes que llegaban a vender sus productos, casi siempre las puertas de las casas limeñas como la de Riva Agüero permanecían abiertas y estos patios como les comenté inicialmente se mezclaban con las calle de Lima haciéndolo también ¡otro espacio público!




El Museo de Arte y Tradiciones Populares

Hoy gracias a los procesos de restauración iniciados por la Pontificia Universidad Católica del Perú se encuentra aquí en el segundo piso las instalaciones del Museo de Arte y Tradiciones Populares del Instituto Riva Agüero aquí uno puede observar diferentes obras de arte colonial y también no solo de esta influencia, sino también el arte popular como por ejemplo los bellísimos toritos de Pucara de la zona de Puno, además de esculturas, tallados, etc.





Horarios de atención:

De lunes a viernes de 10:00 a 13:hrs y desde las 14:00 hasta las 20:00 hrs , los sábados de 14:00 hrs a 17:00 hrs

Ingreso: ¡Gratuito!





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