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15 febrero 2022

HOSPITAL DE LA MISERICORDIA

Los primeros nosocomios de salud mental en Lima tienen sus orígenes en el siglo XVI. Los referentes más próximos son el Hospital de Santa Ana (1548) y el Hospital Real de San Andrés (1552). El primero se dedicó inicialmente a la atención de indígenas de ambos sexos y posteriormente restringió la asistencia sólo a mujeres. El Hospital Real de San Andrés atendía a españoles. Posteriormente se fundó el Hospital de la Caridad (1559) para mujeres españolas y el Hospital San Bartolomé (1646) para la atención de los negros.

HOSPITAL DE LA MISERICORDIA


Durante los primeros años de la República del Perú funcionaron en Lima las denominadas "loquerías", la de varones en el Hospital de San Andrés y la de mujeres en el Hospital de la Caridad, y a partir de 1840, en el Hospital de Santa Ana; ambos hospitales habían sido fundados durante el Virreinato del Perú, en el siglo XVI.



La atención de los enfermos mentales a mediados del siglo XIX, no difería en absoluto de la que se brindaba en el periodo colonial. Los enfermos eran recluidos en “loquerías” que se encontraban dentro de los hospitales generales, abandonados a su suerte y viviendo en condiciones infrahumanas. La loquería de San Andrés apenas destinaba un médico para la salud de los internos dejando la atención de salud mental en manos de empíricos.



Las malas condiciones en las que se encontraban los internos de las loquerías fueron denunciadas reiteradamente por el médico José Casimiro Ulloa. Así, en un documento escrito por aquel en 1859, puede leerse lo siguiente: 

“Es imposible atravesar el dintel de lo que se llama loquerias sin huir la vista de escena tan desoladora. La loquería de Santa Ana nos presenta, desde luego, un patio húmedo o cubierto de lodo, donde se ven aquí o allá montones de piedras, y en donde yacen sentadas, echadas o en cuclillas, las desgraciadas locas que, cubiertas de harapos y con la expresión particular que da á sus semblantes su mal, se nos presentan como las brujas de Macbeth".

Las malas condiciones sumado a la sobrepoblación en las que se encontraban los internos fue denunciado por el médico José Casimiro Ulloa (1829–1891) quien emprende la búsqueda de un nuevo establecimiento bajo condiciones adecuadas.



​Tal situación llevó a la fundación del Hospital de la Misericordia, en la Quinta Cortés, un antiguo local del barrio del Cercado​ que había pertenecido inicialmente a los jesuitas y que luego había pasado a funcionar como cuartel. La inauguración se llevó a cabo el 16 de diciembre de 1859, trasladándose todos los internos de las antiguas loquerías de San Andrés y Santa Ana.



El local elegido tuvo su ubicación en la Quinta Cortés, en el Barrio del Cercado. Como antecedente histórico se sabe que dicho lugar había sido sede del antiguo Colegio del Cercado, fundado en 1592 por el rey Felipe II para la instrucción de indios. En 1620, la Compañía de Jesús se hizo cargo del establecimiento hasta su expulsión en 1767. A raíz de este incidente el Colegio del Príncipe fue destinado, por orden real, como Hospicio de Pobres a fin de brindar ayuda a los mendigos y desvalidos de la ciudad.



Tiempo después el hospicio pasó a ser administrado por la Beneficencia y luego por el gobierno según Real Cédula del año 1803. Con el ocaso virreinal, el hospicio fue convertido en Cuartel de las tropas del Marqués de Valle Umbroso.

Durante la República, la Beneficencia vende el local a la familia Guiulfo y en 1857 vuelve a comprarlo para que funcione el Hospicio de la Misericordia y Hospital de Insanos en la Quinta Cortés, antigua residencia de jesuitas ancianos, enfermos o convalecientes. 
Finalmente, el 16 de diciembre de 1859 se inaugura con el nombre de Hospital Civil de la Misericordia. Por primera vez se construye un hospital destinado a la asistencia y curación de dementes teniendo como primer director al Dr. Casimiro Ulloa, precursor de la psiquiatría en el país.



El nuevo establecimiento fue construido bajo el marco teórico del tratamiento moral inspirado por Philippe Pinel, en Francia, aunque con siete décadas de retraso. Así, en su Reglamento Provisional de 1897 puede leerse, como funciones de las Hermanas de Caridad
“Art. 54. (…) 
6.º Procurar con todo empeño que los enfermos estén constantemente limpios y sean tratados con afecto, sin obligarlos á prácticas religiosas que ellos no acepten. (…) 
9.º Impedir que los enfermos sean maltratados de palabra o de hecho por los guardianes ú otros enfermeros. (…) 
11.º Las Hermanas deben velar rigurosamente para que los enfermos gocen toda la libertad de acción y de movimiento compatibles con este Reglamento”. 

En cuanto a los guardianes, figuraba entre sus obligaciones: 
“Art. 94. (…) 
4.ª Emplear siempre la persuasión y la dulzura, sin injuriar ni maltratar á sus pacientes, de obra ó de palabra (…).”

El hospicio se hizo conocido por haber albergado a personajes como los escritores peruanos Mercedes Cabello de Carbonera y Jorge Miota,​ habiendo sido también mencionado en algunas obras, como Una visita al manicomio, de la argentina Juana Manuela Gorriti.



Sin embargo, con el transcurso del tiempo el edificio del Hospital de la Misericordia (que era más conocido como Hospicio de Insanos o Manicomio del Cercado) resultó insuficiente para la creciente población que fue albergando. El médico Manuel Antonio Muñiz, sucesor de Ulloa, lamentó insistentemente las condiciones de hacinamiento en las que vivían los insanos, así como los malos tratos que recibían, exigiendo la construcción de un establecimiento más amplio. En un artículo publicado por él escribió lo siguiente:

  “Se puede decir, sin exagerar, que el manicomio de Lima, ni en su principio ni aun con sus mejoras posteriores, satisface las múltiples exigencias científicas. Y hasta duro es decirlo no merece el nombre de hospital de insanos. La verdad debe decirse entera. (…) El local no es ni siquiera apropiado para casa de reclusión. Fáltale mucho para eso. Fundar un manicomio es una obra muy difícil, muy laboriosa, muy delicada. Y todas estas circunstancias le faltaron al de Lima en su fundación. Quizá hubo demasiado talento para convertir un convento en una casa de locos. (…) O se tiene un buen manicomio ó no se dá tal nombre, á un edificio, á un local que no lo merece”.

Manuel Antonio Muñiz
Manuel Antonio Muñiz


Recién en 1900 se inició la edificación de un nuevo manicomio en el poblado de Magdalena del Mar, la cual no se concluyó hasta el 1 de enero de 1918, cuando se inauguró el Asilo Colonia de la Magdalena, lugar a donde fueron trasladados todos los pacientes del Manicomio del Cercado.
El 01 de enero de 1918, se inauguró el Asilo Colonia de la Magdalena, lugar a donde fueron trasladados todos los pacientes del Manicomio del Cercado. Al año siguiente, el filántropo trujillano Víctor Larco Herrera fue designado como inspector general modernizando el lugar. 

Victor Larco Herrera
Victor Larco Herrera


A partir de 1930 cambiaría su denominación como Hospital “Víctor Larco Herrera”, nombre que conserva hasta hoy.
En lo que se refiere al local del Hospital Civil de la Misericordia, se utilizó a partir de 1922 como Escuela de la Guardia Civil y Policía, en 1961 como sede del colegio Leoncio Prado y desde 1977 como sede del colegio “Alipio Ponce Vásquez” en Barrios Altos.

Hospital Victor Larco Herrera
Hospital Víctor Larco Herrera

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