21 julio 2021

La casa de la Riva y su imponente elegancia

Entre las construcciones representativas de la arquitectura virreinal que se conservan en el centro de Lima, llama la atención por sus desusadas proporciones la llamada Casa de la Riva, en la cuarta cuadra del Jirón lca, ocupada hoy por la Sociedad “Entre Nous”.

Casa de la Riva - parte exterior
Casa de la Riva - parte exterior


Construida en el Siglo XVIII, ostenta en su fachada balcones que se ven pequeños para las dimensiones de la casa en comparación con los balcones corridos que fueron la característica de las construcciones limeñas y que aún se conservan en muchas casas del centro. La portada es enorme y señorial y contrastan con ella la pequeñez de los vanos de puertas y ventanas de los almacenes que están en la parte baja. Ventanitas con rejas de fierro dan vista a la calle al entrepiso o altillo, entre la primera planta y la planta alta, elemento de la construcción que le da al conjunto más altura de la normal, pues eleva la altura de la segunda planta. Adorna la fachada una barandilla que la recorre en la parte más alta y atenúa la severidad de los grandes espacios descubiertos de los muros.

Casa de la Riva - Vista externa
Casa de la Riva - Vista externa


La casa de la Riva se encontraba en un inminente peligro de destrucción, por haber sido convertida en un gran tugurio, al extremo que habitaban en ella catorce familias de muy pocos recursos.

Casa de la Riva - fachada
Casa de la Riva - fachada



La casa fue admirablemente restaurada por el destacado arquitecto don Rafael Marquina y Bueno, entre 1948 y 1955, y fue declarada Monumento Nacional por Resolución Suprema N° 2900-72-ED, del 28 de diciembre de 1972, con el nombre de “Casa La Riva” 

Casa de la Riva - Fachada lateral
Casa de la Riva - Fachada lateral



El arquitecto don Héctor Velarde, al referirse a la casa de la Riva, afirma que “Se trata de una de las casas de más prestancia de la ciudad. La fachada llama la atención por su severidad y por sus grandes proporciones. La misma está conformada por un vasto paramento cuya monumentalidad está acentuada por la pequeñez de los vanos y su considerable espaciamiento” 

Casa de la Riva - vista del patio principal
Casa de la Riva - vista del patio principal



Además, “Por su gran tamaño y extrema sobriedad, la portada constituye un acento digno de esta bella fachada. Los balcones de celosías, pequeños y colocados sobre el entrepiso y, por lo tanto, a gran altura, acusan la influencia del rococó y son pulcros y elegantes.

Casa de la Riva - vista de la entrada al salón principal
Casa de la Riva - vista de la entrada al salón principal



Agrega que “El patio es también uno de los más vastos que se conservan. Contrasta con esa amplitud la pequeñez y el carácter íntimo de los vanos que se abren en los paños laterales. Esbeltas galerías de madera, de tipo andaluz, rodean el patio en sus cuatro lados. Las puertas, ventanas y rejas son en su mayoría del siglo XVIII; entre ellas destacan las dos grandes y elaboradas rejas a cada lado de la entrada al principal”.

Casa de la Riva - patio principal



El segundo patio, de estilo neocolonial, tiene, según Velarde, un “singular encanto, con galerías de gráciles arcos rebajados en dos de sus lados. El ambiente sorprende por su singular frescura y su delicada poesía”.

Casa de la Riva - vista de un pasillo del patio secundario
Casa de la Riva - vista de un pasillo del patio secundario



El salón principal, con su mobiliario dorado, está iluminado con valiosas arañas de cristal de varios colores. Es éste el ambiente más lujoso de la casa. El segundo salón, más pequeño, luce también muebles del siglo XIX, y el pequeño oratorio, con un altar neocolonial, completa el evocador ambiente de la vieja Lima.

Casa de la Riva - vista del patio principal desde el zaguan de entrada
Casa de la Riva - vista del patio principal desde el zaguán de entrada


Marquina y Bueno diseñó también el teatro de la institución y otras dependencias (como la galería del segundo patio), en el bellísimo estilo neocolonial. Según Velarde, “armonizan agradablemente con la parte antigua que ha sido atinadamente restaurada”. Este teatro, muchos años, tuvo singular importancia en la vida artística de la ciudad.


Casa de la Riva - plano general
Casa de la Riva - plano general


14 julio 2021

Historias de aparecidos en la casa Barbieri

La casa Barbieri, se encuentra ubicada en la intersección del Jr. Callao y el Jr. Rufino Torrico, en el centro histórico de Lima. Se tiene referencia que el espacio que ocupa esta casona constituyó uno de los primeros solares repartidos por Francisco Pizarro a quienes participaron en la ocupación española; distribución hecha a través del Cabildo de Lima; dicho terreno fue asignado a Don Francisco de Chaves, tras su muerte, este espacio volvió nuevamente a manos del Cabildo de Lima.



Dos siglos más tarde, en la noche de Octubre de 1746 se sintió en Lima un fuerte ruido seguido de un movimiento de tierra terrible que destruyó casi por completo la ciudad incluyendo sus casas, solares y conventos. Las estructuras arquitectónicas que se encontraban en este espacio de propiedad del cabildo de Lima, quedaron también en escombros. Dos años después, en 1748, Don José Gonzales, Conde de Fuente Gonzales y su esposa Doña Rosa de la Fuente, Condesa de Villar de Fuente compraron el terreno al cabildo de la Ciudad, el mismo que inicialmente ocupó Don Francisco de Chaves, construyendo ahí su Finca y dotándola de una rica arquitectura de estilo Neoclásico con influencia Mudéjar (combinación de estilo Hispano y Musulmán) en ventanas, patios y corredores, arquerías y detalles, reforzando igualmente las paredes y las vigas para resistir probables sismos.


En 1895 esta casa adquiere un nuevo dueño, Don Agustín Tovar quien en compañía de su hija Doña Dolores Tovar ocuparon esta casa. A la muerte de Don Agustín Tovar la casa queda como herencia a Doña Dolores quien al no mostrar interés sobre la casa, decide alquilarla para luego ponerla en venta.




A finales de 1925 Manuel Fernando Barbieri Sprinborn, joven limeño de 34 años (de padre Italiano y madre limeña) se interesa por la casa y luego de dos intentos por comprarla se convierte en el nuevo dueño de la Mansión de los Condes de Villar de Fuentes
Barbieri decide refaccionar la casona por dentro dotándola de un bellísimo estilo de segundo Imperio, adornando cada espacio con azulejos, tallados en madera, elegantes salones con oratorio, segundo patio Sevillano y Caballeriza. El segundo piso fue reconstruido y se habilitaron varios ambientes para alquiler mientras que en las afueras de la casa se construyeron pequeños espacios para negocios. Pasado los años y ya de edad Barbieri se volvió muy religioso, manteniendo un constante apego con el antiguo templo de San José en Barrios Altos, siendo benefactor de las monjas Concepcionistas descalzas de San José. A mediados de los años 70, con 83 años, ya enfermo fue atendido en su casa por las monjas Concepcionistas Descalzas quienes a la muerte de Barbieri fueron designadas como Albaceas de todos sus bienes. En 1975 las monjas asumen la autoridad sobre la casa y años más tarde la ponen en venta.




En la década de los años 80 la empresa BMK Constructores (perteneciente a los negocios de León Rupp) compró la casa. En los años 90 la casa es cedida por León Rupp como sede al Patronato de Lima, la misma que ya era conocida como “Casa Barbieri”, dándole uso cultural donde se realizaban eventos y proyecciones de fotografías. El lugar fue una de las sedes de la primera Bienal de Lima, visitado por personas importantes del Perú y el mundo, hasta que el Patronato de Lima se trasladó a otro local.




A partir de 1995 en la casa se instalaron negocios de imprenta, de esta manera la casa quedó invadida por máquinas, carretillas, papeles y gente que desconocía el gran valor histórico del lugar. Más de once años estuvieron las imprentas instaladas en las tiendas llegando a ocupar el zaguán y el patio principal de la casa. En el 2015, tras varios intentos de desalojar a las imprentas, se pudo ver los resultados que por muchos años se esperó y éstas poco a poco fueron desocupando la Casa Barbieri.


Hoy este impresionante Palacete entra en una nueva etapa de recuperación, el trabajo es silencioso pero ya se pueden observar los resultados gracias al apoyo desinteresado de vecinos de nuestra ciudad. El valor que representa es admirado por sus actuales administradores quienes apoyan esta noble labor de devolver a la Casa Barbieri su esplendor e importancia. Nadie ama lo que no se conoce y éste es el caso que hoy damos a conocer, el maravilloso Palacio de los Condes de Fuentes Gonzales — Casa Barbieri.




Historia de muerte y aparecidos

La historia detrás de esas puertas claveteadas tiene mucho de misterio, terror y leyenda . Fue propiedad de José Gonzales de la Fuente II conde de Fuente –Gonzàles IV conde de Villar de Fuente gobernador de Lima (1824), que abrazó la causa de la independencia, pero luego, junto a otros aristócratas, renegó de ella, y terminó refugiándose en el Castillo del Real Felipe, donde falleció. 
Pero en quien recae la historia más truculenta es en su esposa, Manuela Pando Ramírez, dama excéntrica que acostumbraba a vivir "sumida en su habitación adonde no penetran ni los rayos del sol”, según cuenta Alejandro Salinas en “Las Damas del Guano” . Pero eso no es todo. A la condesa se le acusa de una serie de abusos y hasta crímenes con los esclavos que resguardaban sus tesoros. Su apego a la casona fue tanta que en 1852 intentó desheredar a su hija para quedarse con la propiedad. El pleito legal, donde intervino también el yerno, nunca terminó pues la condesa desacató la sentencia en su contra hasta su muerte en 1858 .



La casa eventualmente pasó a ser propiedad de un terrateniente puneño, don Agustín Tovar, entre 1895 y 1925. Pero luego decidió rentarla pues su hija Dolores comento que en el lugar ocurría sucesos paranormales. En 1928 Fernando Barbieri Sprinborn compra el predio con el tesoro de los jesuitas encontrado en un predio colindante. Se cuenta que Barbieri, conocedor de la leyenda de la condesa, emprende una búsqueda de los tesoros escondidos. Verdad o mentira. A los pocos años, remodela toda la mansión con el mismo esplendor y lujo de sus mejores años.



Cuentan que Babieri, no solo encontró el tesoro escondido de la condesa, sino también los esqueletos de los esclavos.



Al morir Barbieri en 1979 , lega sus bienes a la congregación de monjas de la orden de las Nazarenas. En 1980, la casa fue comprada por la empresa BMK S.A. Constructores . Hoy solo hay un vigilante que vive en el predio desde hace mas de 30 años . La casa esta vacía y casi todas las habitaciones están sin luz. Pero el vigilante no tiene miedo. Ya se acostumbro a ver a "la gringa", una dama blanca que vaga por los viejos corredores de la casa.




08 julio 2021

La longevidad de la Casa Aliaga

Esta hermosa casona limeña puede jactarse de ser el único solar en toda América que ha pertenecido a la misma familia durante 17 generaciones.





Ejemplo único en América, la casona del conquistador del Perú, Don Jerónimo de Aliaga y Ramírez, es habitada hasta la actualidad por sus descendientes. Diecisiete generaciones de Aliagas han vivido en la antigua calle del Hierro Viejo –hoy Palacio- desde que el día de la fundación de Lima, el 18 de enero de 1535, Don Francisco Pizarro realizara entre sus compañeros el primer reparto de solares. 




Entrar a la casa Aliaga es ingresar en otro mundo. El alto y fuerte portón principal es la primera frontera que separa el bullicio, lo público y lo comercial del silencio, de lo íntimo, de lo familiar. La escalera de peldaños de mármol y el zaguán llevan a una reja de madera de cocobolo y de tumbaga única en Lima. En el amplio vestíbulo, lejos del ruido de la calle, en una calma perdida en nuestra época, reposan sobre las robustas paredes pinturas limeñas y cuzqueñas, documentos genealógicos y de la Independencia, y en los pisos arcones y armarios finamente trabajados.




El corredor está comunicado con varias habitaciones que son salitas de estar y dormitorios y, hacia la derecha, con el vasto salón dorado de cuyos muros cuelgan grandes espejos en que destaca el perfil de María Antonieta, muebles estilo Luis XVI, pinturas y una gran alfombra francesa del siglo XIX. Una estufa de bronce –premiada en la exposición universal de París de 1889- y dos policromados y finos jarrones japoneses hablan de las selectas piezas que llegaron en el transcurso de los siglos enriqueciendo la elegancia de sus diferentes ambientes.




El comedor es de generosas proporciones y a través de sus grandes ventanales se aprecia el patio y se escucha el rumor del agua de la fuente inglesa forjada en el siglo XIX. El artesonado del techo presenta una elaborada labra y de sus paredes penden retratos de personajes virreinales pintados por los importantes maestros limeños del siglo XVIII Cristóbal Lozano y José Bermejo. El patio es uno de los más originales de la capital debido a los desniveles de la antigua huaca –o adoratorio- sobre la que fue edificada esta mansión. En determinadas épocas del año en este patio no solo se escucha el agua de la fuente sino las turbulencias del próximo río Rímac cuando baja cargado de la sierra.




DON JERÓNIMO DE ALIAGA


El conquistador don Jerónimo de Aliaga, fundador de este linaje en el Perú e inicial edificador de la casa que lleva su nombre en la calle Palacio de Lima, fue hijo del hidalgo segoviano Juan de Aliaga, de ancestro aragonés, y de Francisca Ramírez, su legítima consorte. En la ancestral morada segoviana de la colación de San Lorenzo campeaba el viejo escudo familiar: en campo de oro, una banda de sable, acompañada en lo alto de una mata de aliaga, de sinople, y en lo bajo, de tres cabezas de águila con sus pescuezos, cruzadas las tres.




Pasó con la hueste pizarrista a Tumbes donde tuvieron noticia directa de la existencia del Imperio de los Incas – el Tahuantinsuyo- estando presente en la fundación de la primera ciudad española del Perú, San Miguel de Tangarará, el 15 de Agosto de 1532. En noviembre de aquel año se dirigieron hacia Cajamarca en busca del Inca Atahualpa y su ejército. Pizarro envió desde allí una embajada al soberano a cuya cabeza puso a su capitán Hernando de Soto y a su hermano Hernando Pizarro siendo Aliaga uno de los jinetes de la comitiva.




Asistió por último Aliaga a la fundación de la definitiva capital de la Gobernación de Nueva Castilla -más tarde Virreinato del Perú- en el valle del Rímac, el lunes 18 de enero de 1535, procediéndose a nombrarla Ciudad de Los Reyes, a la que se conocería finalmente con el nombre de Lima. En documento escribió Aliaga lo siguiente: “y al tiempo que se fundó esta ciudad de los Reyes (el gobernador Francisco Pizarro) me señaló mi solar, a donde al presente vivo e tengo mi casa proveída como persona de honra”.




La corona le dio licencia para viajar a España y le concedió un escudo de armas nuevo y personal: medio partido y cortado de forma tal que en el primer campo albergada un castillo de gules y en el segundo, de sinople, dos tigres empinados, asidos por las garras y pelando; en el campo inferior de azur una carabela navegando. Tal como lo señala el historiador José Antonio del Busto, Aliaga casó con Beatriz Vásquez de Medrano, de las primeras españolas que pasaron al Perú. En ella, fallecida por 1545, tuvo tres hijos: Juan, Jerónimo y Alonso; y una hija, Beatriz de Aliaga Medrano, que murió niña. De este matrimonio descienden los Aliaga de Lima.




Y el 12 de mayo de 1551 consiguieron que Lima tuviera universidad al modo de Salamanca. En España el conquistador viudo decidió contraer nuevo matrimonio enlazando con Juana Manrique de Lara, hija del tercer Conde de Paredes de Nava, Rodrigo Manrique de Lara, comendador de Solana y de la Alhambra en la Orden de Santiago, y de Isabel Fajardo, hermana del Marqués de los Vélez. Al decidir quedarse en España la Corona le concedió tal permiso acatando la renuncia de su encomienda en su hijo primogénito. Vivió enfermo en España entre 1562 y 1569. En abril de 1569 otorgó testamento dejando sus bienes a su segunda esposa y a sus tres hijos habidos en la primera; Juan, Jerónimo y Alonso de Aliaga Medrano. Y repartió 12.000 pesos para los pobres de la villa.





Falleció don Jerónimo de Aliaga el 21 de abril de 1569 en Villapalacios, que era señorío de sus suegros los Condes de Paredes de Nava. Luis Enrique Tord.



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