12 agosto 2021

La Plaza Italia, la entrada a los Barrios Altos

El nombre original de esta plaza fue Santa Ana porque aquí se estableció primeramente el hospital para indígenas de Santa Ana, a la vera de lo que fue un gran espacio abierto. Este espacio abierto se hace plaza cuando aparece este hospital, que ya despareció, pero es su capilla (luego iglesia) la que ha quedado hasta el día de hoy.




Hay evidencias de que la plaza ya existía en 1548 por las informaciones que aparecen en un acta del ayuntamiento de ese año. Es interesante señalar su forma trapezoidal (como figura así en varios planos antiguos) y la relación con el pasado prehispánico de esa zona. Se dice que esta forma se debe a que fue el atrio o plaza de la Huaca Grande, huaca que era el adoratorio principal de esta zona del valle, donde se veneraba al ídolo Limaq (dicho en quechua costeño), pero otras corrientes historiográficas sitúan este recinto hacia la zona de Limatambo (alrededores del cruce de Javier Prado con Paseo de la República), siendo su templo principal aquel que estuvo donde hoy se encuentra la G.U.E. Melitón Carvajal, en Lince.




Ambos lugares se encontraban en el curacazgo de Guadca, regado por el canal o acequia de Huatica. Se aduce también que la presencia de tantas iglesias y conventos en Barrios Altos es un indicio de la existencia de esta importante huaca adoratorio para apaciguar su influencia sobre los naturales. Hay evidencias de la presencia de huacas en la zona, como el nombre antiguo de algunas calles (p. ej. Rastro de la Huaquilla), pero lo cierto es que no se ha hecho ninguna investigación arqueológica para confirmar o desmentir la presencia de una huaca en los alrededores de la Plaza Italia y el único avance que se hizo en torno a esto fue el sondeo y excavación efectuados hace algunos años en el antiguo hospital de San Andrés para buscar las momias de los incas. No se encontraron evidencias de construcciones prehispánicas pero sí una cripta virreinal de enterramiento.




La remodelada Plaza Italia se llamaba durante la época virreinal Plaza Santa Ana. Cuando llevaba ese nombre se construyó cerca la Facultad de Medicina de San Fernando, lo que motivaba allí la presencia de un ambiente juvenil, ya que los estudiantes se reunían y había bullicio, carcajadas, bailes, etc.





Tal es la antigüedad de esa plaza que, según cuentan, fue testigo de la independencia del Perú, pues el general San Martín dio allí su memorable discurso para pronunciarlo luego en la actual Plaza de Armas.





Tiempo después, hacia 1912, la Facultad de San Fernando se trasladó a su actual local en la avenida Grau. En los terrenos abandonados el famoso arquitecto Santiago Basurco, que vivía en los Barrios Altos, edificó el Ministerio de Gobierno en 1908.



Tras ser inaugurada por el alcalde Nicanor Carmona en 1914 comienza a dar otra imagen, pues se observan jardines de madreselvas dentro de las rejas metálicas. Los faroles iluminaban perfectamente la plaza, rodeada de bancos de madera.



Luego el lugar fue cambiando, las flores fueron reemplazas por losetas de cemento y por las noches la delincuencia juvenil campeaba por doquier. Hoy la Plaza Italia se ha recuperado gracias a las intervenciones de la Gerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima, que interviene y recupera los espacios públicos tradicionales de Lima con actividades culturales para toda la familia.



Curiosidades

  • Históricamente es la segunda plaza trazada por los españoles en Lima durante la Colonia. La primera fue la Plaza de Armas.
  • Fue una de las cuatro plazas donde se declaró la Independencia del Perú.
  • Donde actualmente se ubica la IE Héroes del Cenepa, se encontraba el palacio del Ministerio de Gobierno y Policía, pero un siglo atrás (s. XIX) funcionaba el primer local de la actual Facultad de Medicina San Fernando de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (el que se trasladó tres cuadras más al sur, en el Jardín Botánico).
  • A finales de los años 1990, el exalcalde Alberto Andrade Carmona, quien vivía muy cerca del lugar, le dio remodelación y un enrejado para protegerla.


04 agosto 2021

La Casa Riva Agüero ejemplo de restauración

Lo mejor de la casa Riva Agüero es que es gratuita, así que van a poder aprovechar de un recorrido cultural que lleva dentro de sus instalaciones mucha historia sin pagar un solo sol, cerca de ella a un par de cuadras está el conocido jirón de la unión la calle peatonal más importante del centro de Lima, una calle donde hay bastante comercios y sobre todo los segundos pisos de la mayoría de casas que guardan una historia y un pasado poco conocido por la mayoría de limeños.



Fachada principal

La Casa Riva Agüero se encuentra en el jirón Camaná en la cuadra número cuatro, por fuera van a ver una fachada con dos balcones republicanos de color verde acompañados con su vidrio respectivo además de su fachada de color rosado intenso casi como concha de vino con un pórtico de color verde y sus marcos de blanco que llegan hasta el segundo piso de sus instalaciones, esta casa está construida con las influencias del siglo XVIII donde también destacan sus ventanales en el primer piso hacia la calle con hierro forjado de color blanco adornados en forma cuadriculada y con diseños florales divididas en tres partes, además esta casa tiene algo que les va a llamar la atención y es que ninguna de sus rejas se parece a la otra, cada una tiene un diseño único y su marca se ve reflejada de manera especial y bien ornamentada.



Un detalle especial de esta casa es que en la entrada vas a encontrar una patio hecho con piso de canto rodado pulido, la forma del patio ha sido respetando las reglas coloniales de las casas limeñas de aquellos tiempos debido a que en aquella época era común no tener jardines en los patios pero sí algún macetero que le dé un poco más de vida al lugar, adicionalmente estos lugares también se convirtieron en parte pública de la ciudad de Lima ya que hasta allí ingresaban los pregoneros a vender sus productos para los habitantes de la casa, usando canciones típicas a determinadas horas por ejemplo a la mañana si llegaba la panadera a cantar, uno ya sabía qué hora era sin necesidad de ver un reloj ¿Cómo lo sabemos hoy en día? Pues gracias a los diferentes relatos que autores como Ricardo Palma y representaciones graficas como las de Pancho Fierro es que hemos podido ir descubriendo a los diferentes personajes que estaban en la época colonial de Lima y que ya no existen.




Historia de la casa


La casa “Ramírez de Arellano”, ubicada en el Jirón Camaná Nº 459 (calle antiguamente llamada “de Lártiga”) es actualmente propiedad de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Allí funciona su escuela de Altos Estudios, llamada Instituto Riva-Agüero en honor al último propietario residente de la casona, que la legó por testamento –junto con sus demás bienes- a dicha universidad.




Juan Rodríguez de Villalobos

El primero de los propietarios de los terrenos sobre los que siglos después se construyó la casona fue el conquistador Juan Rodríguez de Villalobos, natural de Cáceres, en Extremadura, España. Los tuvo inmediatamente tras fundarse la Ciudad de los Reyes el 18 de enero del 1535.







Diego Maldonado - Juan Francisco Arias Maldonado

Posteriormente, dichos terrenos fueron comprados a mediados del siglo XVI por el capitán Diego Maldonado, apodado “el Rico”. Maldonado falleció en la Ciudad de los Reyes, alrededor del 1570 y su hijo y sucesor, Juan Arias Maldonado, heredó dichos terrenos.

Su hijo legítimo y definitivo heredero, Juan Francisco Arias Maldonado y Contreras, nacería en 1583. Para 1687, Lima fue sacudida por el terremoto del 20 de octubre, lo que originó que posteriormente, en 1692, se autorice a don Juan Francisco Arias Maldonado para “vender a censo perpetuo los solares de dichas casas vinculadas que se arruinaron”.



Francisco de Lártiga y Torres

El principal postor y comprador final de los solares fue el capitán Francisco de Lártiga y Torres. Mientras quedó Francisco de Lártiga y Torres de poseedor de la mayor parte de solares, el referido mayorazgo recayó a la muerte de don Juan Francisco Arias Maldonado en su hijo don Gaspar José Arias Maldonado y Palomino, Carrillo del Soto y Rendón (apellidos estos últimos -sin duda- de su madre), que vivió entre finales del siglo XVII y los primeros años del siglo XVIII. El mayorazgo, según se mencionara, consistía en bienes no sólo en Lima, sino otros -tanto urbanos y rurales- en Cuzco y Nazca. En 1737, empezó a ser conocido el tramo de la calle de Amargura -sobre el que se alzaba la casa-habitación- como calle “de Lártiga”.



Domingo Ramírez de Arellano

Fue su nexo de parentesco político con el señor del mayorazgo de Maldonado lo que permitió al coronel Domingo Ramírez de Arellano acceder a las fincas urbanas de su propiedad, poco antes de que su mujer heredara no sólo muchos bienes de su madre, la condesa de Vistaflorida, sino también los de su hermana Juana Rosa (viuda de don Andrés de Maldonado y Salazar).



Los esposos Ramírez de Arellano y Baquíjano tuvieron cuatro hijas que sobrevivieron a la infancia: María Rosa, Mariana, María Josefa y María Ignacia, nacidas entre 1782 y 1793. De éstas, sólo la tercera contrajo matrimonio. Las otras tres hermanas quedaron de poseedoras de la casa principal de su padre, así como de las casas accesorias, que tuvieron arrendadas. Resulta muy importante señalar que una de las casas posteriores a la que ellas ocupaban, la denominada casa “de Blaque” fue alquilada por estas señoras al libertador chileno don Bernardo O’Higgins, que dividió sus últimos años entre dicha residencia y su hacienda “Montalbán” en el valle de Cañete. Mientras subsistió el mayorazgo de Maldonado, las hermanas Ramírez de Arellano tuvieron que seguir pagando un monto anual a los herederos del vínculo.

A comienzos del siglo XX, las propiedades que antaño fueran del mayorazgo de Maldonado, en la media manzana entre Espaderos (ya conocida como Jirón de la Unión), Lezcano (antes Mármol de Carvajal) y Lártiga (antes parte de Amargura, y hoy Jirón Camaná), quedaron de poder de las hermanas Rosa Julia y Dolores de Osma y Sancho Dávila, tras la muerte de su padre y de su hermana mayor. Viuda la última, tuvo un solo hijo nacido en 1885: don José Carlos de la Riva-Agüero y Osma, quien tras la muerte de su madre y de su tía en los años ‘20, quedó de único propietario de las fincas.




José de la Riva-Agüero

Fue así que tras testar en dicho sentido, y a su temprana muerte en 1944 (víctima de una apoplejía fulminante), las fincas varias de don José de la Riva-Agüero, rurales y urbanas –éstas últimas de su tatarabuelo don Domingo Ramírez de Arellano y antes todavía de los diferentes señores del mayorazgo de Maldonado (pasando por el episodio marcado por Francisco de Lártiga y una serie de otros ocupantes de las tiendas y casas menores del conjunto de propiedades), terminaron perteneciendo a la Pontificia Universidad Católica del Perú.




Una casa con vestigios de modernidad

Otra cosa curiosa que les puedo compartir es que la casa fue una de las primeras que empezó a pasar de esa Lima sin electricidad a tenerla, fue así que en el recorrido puedes apreciar como existían ya algunas conexiones para la luz eléctrica todo esto se dio a finales del siglo XIX gracias a las gestiones del presidente Ramón Castilla el cual hay un monumento muy cerca de la casa frente a una Iglesia que se llama “La Merced” 




Una biblioteca para la casona

En esta casa encontraremos una jugosa colección de obras artísticas, esta biblioteca está abierta al público para poder ser usada y lleva el nombre de Victor Andrés Belaunde. El techo de esta biblioteca esta tallado además de encontrar lienzos en sus paredes como la de Santa Rosa de Lima una de las más reconocidas del  país.

Por otro lado la casa también cuenta con una valiosa hemeroteca en este caso si debes de tener un permiso especial para poder hacer uso de la extensa información que se encuentra allí, una cosa que se encuentra allí es por ejemplo la primera edición del diario “El Comercio” el cual es uno de los diarios mas antiguos del Perú. 




La historia de los cañones

Dentro de la casa de Riva Agüero van a encontrar también dos cañones el cual para sorpresa de mucho fueron encontrados en las excavaciones mientras se hacía el proceso de restauración y hoy los cañones se encuentra a un lado del patio como forma decorativa, ahora lo que puedo comentarles es que estos cañones no eran para ser usados en épocas de guerra sino que eran colocados simplemente como adornos que usaban los habitantes de aquellos entonces ¡así que no es lo que parece!




Otra cosa que van a entender visitando la casa Riva Agüero es que la familia tenía sus dormitorios en el segundo piso y el primer piso era considerado como la parte social para recibir a sus invitados y a los comerciantes que llegaban a vender sus productos, casi siempre las puertas de las casas limeñas como la de Riva Agüero permanecían abiertas y estos patios como les comenté inicialmente se mezclaban con las calle de Lima haciéndolo también ¡otro espacio público!




El Museo de Arte y Tradiciones Populares

Hoy gracias a los procesos de restauración iniciados por la Pontificia Universidad Católica del Perú se encuentra aquí en el segundo piso las instalaciones del Museo de Arte y Tradiciones Populares del Instituto Riva Agüero aquí uno puede observar diferentes obras de arte colonial y también no solo de esta influencia, sino también el arte popular como por ejemplo los bellísimos toritos de Pucara de la zona de Puno, además de esculturas, tallados, etc.





Horarios de atención:

De lunes a viernes de 10:00 a 13:hrs y desde las 14:00 hasta las 20:00 hrs , los sábados de 14:00 hrs a 17:00 hrs

Ingreso: ¡Gratuito!





21 julio 2021

La casa de la Riva y su imponente elegancia

Entre las construcciones representativas de la arquitectura virreinal que se conservan en el centro de Lima, llama la atención por sus desusadas proporciones la llamada Casa de la Riva, en la cuarta cuadra del Jirón lca, ocupada hoy por la Sociedad “Entre Nous”.

Casa de la Riva - parte exterior
Casa de la Riva - parte exterior


Construida en el Siglo XVIII, ostenta en su fachada balcones que se ven pequeños para las dimensiones de la casa en comparación con los balcones corridos que fueron la característica de las construcciones limeñas y que aún se conservan en muchas casas del centro. La portada es enorme y señorial y contrastan con ella la pequeñez de los vanos de puertas y ventanas de los almacenes que están en la parte baja. Ventanitas con rejas de fierro dan vista a la calle al entrepiso o altillo, entre la primera planta y la planta alta, elemento de la construcción que le da al conjunto más altura de la normal, pues eleva la altura de la segunda planta. Adorna la fachada una barandilla que la recorre en la parte más alta y atenúa la severidad de los grandes espacios descubiertos de los muros.

Casa de la Riva - Vista externa
Casa de la Riva - Vista externa


La casa de la Riva se encontraba en un inminente peligro de destrucción, por haber sido convertida en un gran tugurio, al extremo que habitaban en ella catorce familias de muy pocos recursos.

Casa de la Riva - fachada
Casa de la Riva - fachada



La casa fue admirablemente restaurada por el destacado arquitecto don Rafael Marquina y Bueno, entre 1948 y 1955, y fue declarada Monumento Nacional por Resolución Suprema N° 2900-72-ED, del 28 de diciembre de 1972, con el nombre de “Casa La Riva” 

Casa de la Riva - Fachada lateral
Casa de la Riva - Fachada lateral



El arquitecto don Héctor Velarde, al referirse a la casa de la Riva, afirma que “Se trata de una de las casas de más prestancia de la ciudad. La fachada llama la atención por su severidad y por sus grandes proporciones. La misma está conformada por un vasto paramento cuya monumentalidad está acentuada por la pequeñez de los vanos y su considerable espaciamiento” 

Casa de la Riva - vista del patio principal
Casa de la Riva - vista del patio principal



Además, “Por su gran tamaño y extrema sobriedad, la portada constituye un acento digno de esta bella fachada. Los balcones de celosías, pequeños y colocados sobre el entrepiso y, por lo tanto, a gran altura, acusan la influencia del rococó y son pulcros y elegantes.

Casa de la Riva - vista de la entrada al salón principal
Casa de la Riva - vista de la entrada al salón principal



Agrega que “El patio es también uno de los más vastos que se conservan. Contrasta con esa amplitud la pequeñez y el carácter íntimo de los vanos que se abren en los paños laterales. Esbeltas galerías de madera, de tipo andaluz, rodean el patio en sus cuatro lados. Las puertas, ventanas y rejas son en su mayoría del siglo XVIII; entre ellas destacan las dos grandes y elaboradas rejas a cada lado de la entrada al principal”.

Casa de la Riva - patio principal



El segundo patio, de estilo neocolonial, tiene, según Velarde, un “singular encanto, con galerías de gráciles arcos rebajados en dos de sus lados. El ambiente sorprende por su singular frescura y su delicada poesía”.

Casa de la Riva - vista de un pasillo del patio secundario
Casa de la Riva - vista de un pasillo del patio secundario



El salón principal, con su mobiliario dorado, está iluminado con valiosas arañas de cristal de varios colores. Es éste el ambiente más lujoso de la casa. El segundo salón, más pequeño, luce también muebles del siglo XIX, y el pequeño oratorio, con un altar neocolonial, completa el evocador ambiente de la vieja Lima.

Casa de la Riva - vista del patio principal desde el zaguan de entrada
Casa de la Riva - vista del patio principal desde el zaguán de entrada


Marquina y Bueno diseñó también el teatro de la institución y otras dependencias (como la galería del segundo patio), en el bellísimo estilo neocolonial. Según Velarde, “armonizan agradablemente con la parte antigua que ha sido atinadamente restaurada”. Este teatro, muchos años, tuvo singular importancia en la vida artística de la ciudad.


Casa de la Riva - plano general
Casa de la Riva - plano general


14 julio 2021

Historias de aparecidos en la casa Barbieri

La casa Barbieri, se encuentra ubicada en la intersección del Jr. Callao y el Jr. Rufino Torrico, en el centro histórico de Lima. Se tiene referencia que el espacio que ocupa esta casona constituyó uno de los primeros solares repartidos por Francisco Pizarro a quienes participaron en la ocupación española; distribución hecha a través del Cabildo de Lima; dicho terreno fue asignado a Don Francisco de Chaves, tras su muerte, este espacio volvió nuevamente a manos del Cabildo de Lima.



Dos siglos más tarde, en la noche de Octubre de 1746 se sintió en Lima un fuerte ruido seguido de un movimiento de tierra terrible que destruyó casi por completo la ciudad incluyendo sus casas, solares y conventos. Las estructuras arquitectónicas que se encontraban en este espacio de propiedad del cabildo de Lima, quedaron también en escombros. Dos años después, en 1748, Don José Gonzales, Conde de Fuente Gonzales y su esposa Doña Rosa de la Fuente, Condesa de Villar de Fuente compraron el terreno al cabildo de la Ciudad, el mismo que inicialmente ocupó Don Francisco de Chaves, construyendo ahí su Finca y dotándola de una rica arquitectura de estilo Neoclásico con influencia Mudéjar (combinación de estilo Hispano y Musulmán) en ventanas, patios y corredores, arquerías y detalles, reforzando igualmente las paredes y las vigas para resistir probables sismos.


En 1895 esta casa adquiere un nuevo dueño, Don Agustín Tovar quien en compañía de su hija Doña Dolores Tovar ocuparon esta casa. A la muerte de Don Agustín Tovar la casa queda como herencia a Doña Dolores quien al no mostrar interés sobre la casa, decide alquilarla para luego ponerla en venta.




A finales de 1925 Manuel Fernando Barbieri Sprinborn, joven limeño de 34 años (de padre Italiano y madre limeña) se interesa por la casa y luego de dos intentos por comprarla se convierte en el nuevo dueño de la Mansión de los Condes de Villar de Fuentes
Barbieri decide refaccionar la casona por dentro dotándola de un bellísimo estilo de segundo Imperio, adornando cada espacio con azulejos, tallados en madera, elegantes salones con oratorio, segundo patio Sevillano y Caballeriza. El segundo piso fue reconstruido y se habilitaron varios ambientes para alquiler mientras que en las afueras de la casa se construyeron pequeños espacios para negocios. Pasado los años y ya de edad Barbieri se volvió muy religioso, manteniendo un constante apego con el antiguo templo de San José en Barrios Altos, siendo benefactor de las monjas Concepcionistas descalzas de San José. A mediados de los años 70, con 83 años, ya enfermo fue atendido en su casa por las monjas Concepcionistas Descalzas quienes a la muerte de Barbieri fueron designadas como Albaceas de todos sus bienes. En 1975 las monjas asumen la autoridad sobre la casa y años más tarde la ponen en venta.




En la década de los años 80 la empresa BMK Constructores (perteneciente a los negocios de León Rupp) compró la casa. En los años 90 la casa es cedida por León Rupp como sede al Patronato de Lima, la misma que ya era conocida como “Casa Barbieri”, dándole uso cultural donde se realizaban eventos y proyecciones de fotografías. El lugar fue una de las sedes de la primera Bienal de Lima, visitado por personas importantes del Perú y el mundo, hasta que el Patronato de Lima se trasladó a otro local.




A partir de 1995 en la casa se instalaron negocios de imprenta, de esta manera la casa quedó invadida por máquinas, carretillas, papeles y gente que desconocía el gran valor histórico del lugar. Más de once años estuvieron las imprentas instaladas en las tiendas llegando a ocupar el zaguán y el patio principal de la casa. En el 2015, tras varios intentos de desalojar a las imprentas, se pudo ver los resultados que por muchos años se esperó y éstas poco a poco fueron desocupando la Casa Barbieri.


Hoy este impresionante Palacete entra en una nueva etapa de recuperación, el trabajo es silencioso pero ya se pueden observar los resultados gracias al apoyo desinteresado de vecinos de nuestra ciudad. El valor que representa es admirado por sus actuales administradores quienes apoyan esta noble labor de devolver a la Casa Barbieri su esplendor e importancia. Nadie ama lo que no se conoce y éste es el caso que hoy damos a conocer, el maravilloso Palacio de los Condes de Fuentes Gonzales — Casa Barbieri.




Historia de muerte y aparecidos

La historia detrás de esas puertas claveteadas tiene mucho de misterio, terror y leyenda . Fue propiedad de José Gonzales de la Fuente II conde de Fuente –Gonzàles IV conde de Villar de Fuente gobernador de Lima (1824), que abrazó la causa de la independencia, pero luego, junto a otros aristócratas, renegó de ella, y terminó refugiándose en el Castillo del Real Felipe, donde falleció. 
Pero en quien recae la historia más truculenta es en su esposa, Manuela Pando Ramírez, dama excéntrica que acostumbraba a vivir "sumida en su habitación adonde no penetran ni los rayos del sol”, según cuenta Alejandro Salinas en “Las Damas del Guano” . Pero eso no es todo. A la condesa se le acusa de una serie de abusos y hasta crímenes con los esclavos que resguardaban sus tesoros. Su apego a la casona fue tanta que en 1852 intentó desheredar a su hija para quedarse con la propiedad. El pleito legal, donde intervino también el yerno, nunca terminó pues la condesa desacató la sentencia en su contra hasta su muerte en 1858 .



La casa eventualmente pasó a ser propiedad de un terrateniente puneño, don Agustín Tovar, entre 1895 y 1925. Pero luego decidió rentarla pues su hija Dolores comento que en el lugar ocurría sucesos paranormales. En 1928 Fernando Barbieri Sprinborn compra el predio con el tesoro de los jesuitas encontrado en un predio colindante. Se cuenta que Barbieri, conocedor de la leyenda de la condesa, emprende una búsqueda de los tesoros escondidos. Verdad o mentira. A los pocos años, remodela toda la mansión con el mismo esplendor y lujo de sus mejores años.



Cuentan que Babieri, no solo encontró el tesoro escondido de la condesa, sino también los esqueletos de los esclavos.



Al morir Barbieri en 1979 , lega sus bienes a la congregación de monjas de la orden de las Nazarenas. En 1980, la casa fue comprada por la empresa BMK S.A. Constructores . Hoy solo hay un vigilante que vive en el predio desde hace mas de 30 años . La casa esta vacía y casi todas las habitaciones están sin luz. Pero el vigilante no tiene miedo. Ya se acostumbro a ver a "la gringa", una dama blanca que vaga por los viejos corredores de la casa.




08 julio 2021

La longevidad de la Casa Aliaga

Esta hermosa casona limeña puede jactarse de ser el único solar en toda América que ha pertenecido a la misma familia durante 17 generaciones.





Ejemplo único en América, la casona del conquistador del Perú, Don Jerónimo de Aliaga y Ramírez, es habitada hasta la actualidad por sus descendientes. Diecisiete generaciones de Aliagas han vivido en la antigua calle del Hierro Viejo –hoy Palacio- desde que el día de la fundación de Lima, el 18 de enero de 1535, Don Francisco Pizarro realizara entre sus compañeros el primer reparto de solares. 




Entrar a la casa Aliaga es ingresar en otro mundo. El alto y fuerte portón principal es la primera frontera que separa el bullicio, lo público y lo comercial del silencio, de lo íntimo, de lo familiar. La escalera de peldaños de mármol y el zaguán llevan a una reja de madera de cocobolo y de tumbaga única en Lima. En el amplio vestíbulo, lejos del ruido de la calle, en una calma perdida en nuestra época, reposan sobre las robustas paredes pinturas limeñas y cuzqueñas, documentos genealógicos y de la Independencia, y en los pisos arcones y armarios finamente trabajados.




El corredor está comunicado con varias habitaciones que son salitas de estar y dormitorios y, hacia la derecha, con el vasto salón dorado de cuyos muros cuelgan grandes espejos en que destaca el perfil de María Antonieta, muebles estilo Luis XVI, pinturas y una gran alfombra francesa del siglo XIX. Una estufa de bronce –premiada en la exposición universal de París de 1889- y dos policromados y finos jarrones japoneses hablan de las selectas piezas que llegaron en el transcurso de los siglos enriqueciendo la elegancia de sus diferentes ambientes.




El comedor es de generosas proporciones y a través de sus grandes ventanales se aprecia el patio y se escucha el rumor del agua de la fuente inglesa forjada en el siglo XIX. El artesonado del techo presenta una elaborada labra y de sus paredes penden retratos de personajes virreinales pintados por los importantes maestros limeños del siglo XVIII Cristóbal Lozano y José Bermejo. El patio es uno de los más originales de la capital debido a los desniveles de la antigua huaca –o adoratorio- sobre la que fue edificada esta mansión. En determinadas épocas del año en este patio no solo se escucha el agua de la fuente sino las turbulencias del próximo río Rímac cuando baja cargado de la sierra.




DON JERÓNIMO DE ALIAGA


El conquistador don Jerónimo de Aliaga, fundador de este linaje en el Perú e inicial edificador de la casa que lleva su nombre en la calle Palacio de Lima, fue hijo del hidalgo segoviano Juan de Aliaga, de ancestro aragonés, y de Francisca Ramírez, su legítima consorte. En la ancestral morada segoviana de la colación de San Lorenzo campeaba el viejo escudo familiar: en campo de oro, una banda de sable, acompañada en lo alto de una mata de aliaga, de sinople, y en lo bajo, de tres cabezas de águila con sus pescuezos, cruzadas las tres.




Pasó con la hueste pizarrista a Tumbes donde tuvieron noticia directa de la existencia del Imperio de los Incas – el Tahuantinsuyo- estando presente en la fundación de la primera ciudad española del Perú, San Miguel de Tangarará, el 15 de Agosto de 1532. En noviembre de aquel año se dirigieron hacia Cajamarca en busca del Inca Atahualpa y su ejército. Pizarro envió desde allí una embajada al soberano a cuya cabeza puso a su capitán Hernando de Soto y a su hermano Hernando Pizarro siendo Aliaga uno de los jinetes de la comitiva.




Asistió por último Aliaga a la fundación de la definitiva capital de la Gobernación de Nueva Castilla -más tarde Virreinato del Perú- en el valle del Rímac, el lunes 18 de enero de 1535, procediéndose a nombrarla Ciudad de Los Reyes, a la que se conocería finalmente con el nombre de Lima. En documento escribió Aliaga lo siguiente: “y al tiempo que se fundó esta ciudad de los Reyes (el gobernador Francisco Pizarro) me señaló mi solar, a donde al presente vivo e tengo mi casa proveída como persona de honra”.




La corona le dio licencia para viajar a España y le concedió un escudo de armas nuevo y personal: medio partido y cortado de forma tal que en el primer campo albergada un castillo de gules y en el segundo, de sinople, dos tigres empinados, asidos por las garras y pelando; en el campo inferior de azur una carabela navegando. Tal como lo señala el historiador José Antonio del Busto, Aliaga casó con Beatriz Vásquez de Medrano, de las primeras españolas que pasaron al Perú. En ella, fallecida por 1545, tuvo tres hijos: Juan, Jerónimo y Alonso; y una hija, Beatriz de Aliaga Medrano, que murió niña. De este matrimonio descienden los Aliaga de Lima.




Y el 12 de mayo de 1551 consiguieron que Lima tuviera universidad al modo de Salamanca. En España el conquistador viudo decidió contraer nuevo matrimonio enlazando con Juana Manrique de Lara, hija del tercer Conde de Paredes de Nava, Rodrigo Manrique de Lara, comendador de Solana y de la Alhambra en la Orden de Santiago, y de Isabel Fajardo, hermana del Marqués de los Vélez. Al decidir quedarse en España la Corona le concedió tal permiso acatando la renuncia de su encomienda en su hijo primogénito. Vivió enfermo en España entre 1562 y 1569. En abril de 1569 otorgó testamento dejando sus bienes a su segunda esposa y a sus tres hijos habidos en la primera; Juan, Jerónimo y Alonso de Aliaga Medrano. Y repartió 12.000 pesos para los pobres de la villa.





Falleció don Jerónimo de Aliaga el 21 de abril de 1569 en Villapalacios, que era señorío de sus suegros los Condes de Paredes de Nava. Luis Enrique Tord.



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