La antigua Plaza de Acho, escenario de corridas de toros, espectáculo cuyos detractores consideran cruel y sangriento, se convertirá temporalmente en espacio de vida, al albergar en Perú a personas en riesgo de contraer la Covid-19
El alcalde de Lima, Jorge Muñoz, hizo una inspección a los trabajos de adaptación de la tradicional plaza inaugurada hace más de dos siglos y medio, en 1776, por el gobierno colonial español de entonces y considerada una de las más importantes de América.
Camas y otros implementos son instalados en la arena de Acho, en alojamientos de campaña, para acoger a 130 indigentes que viven en las calles, con gran riesgo de contagiarse y propagar la pandemia que asola al mundo. En la plaza se realizan corridas de toros, usualmente en octubre, en la feria del mismo nombre, cuando en forma recurrente hay protestas en su perímetro, de quienes promueven la prohibición del sangriento espectáculo en el cual el animal es atormentado y ultimado.
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