La plaza Bolognesi es una rotonda ubicada en el Cercado de Lima y el Distrito de Breña, en la capital del Perú. Se ubica en la intersección de las avenidas Brasil, Arica, Alfonso Ugarte, Guzmán Blanco y 9 de Diciembre, y el jirón Paraguay, justo en el límite del Cercado de Lima con el Distrito de Breña.
Está nombrada en honor del héroe nacional, coronel Francisco Bolognesi, quien participara en la batalla de Arica durante la Guerra con Chile. Es utilizada de forma exclusiva en la ceremonia de la Bandera que se celebra todos los 7 de junio, Día de la Bandera del Perú. Fue inaugurada el 6 de noviembre de 1905.
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Coronel Francisco Bolognesi |
La primera piedra de la plaza fue colocada el 29 de julio de 1902. Pero el monumento, obra del artista español Agustín Querol, demoró dos años en concluirse y recién a inicios de 1905 llegó en barco, en bloques que fueron ensamblados bajo la dirección del obrero Enrique Días. Gobernaba entonces el presidente José Pardo y Barreda, en su primer gobierno.
La inauguración, programada inicialmente para el día 4 de noviembre (natalicio del héroe de Arica), se postergó para el día 6, en medio de la impaciencia de los ciudadanos, que se volcaron masivamente en las avenidas que desembocaban a la plaza. A la ceremonia asistió uno de los sobrevivientes de la defensa de Arica, el argentino Roque Sáenz Peña, con rango de general del ejército peruano, quien para el desfile militar, recibió el mando de la línea.
Presidió la ceremonia el presidente José Pardo, que descorrió el velo que cubría la efigie de Bolognesi, en medio de los vítores de los presentes. Luego pronunció las siguientes palabras:
"Señores: La Nación ha cumplido un nobilísimo deber al perpetuar en el granito y en bronce el monumento de admiración y gratitud que todos los peruanos tenemos erigido en nuestro pecho a ese puñado de valientes que, comandados por el heroico coronel Bolognesi, salvaron en el Morro de Arica, con su generoso sacrificio, el honor nacional."
Luego le tocó el turno a Sáenz Peña, quien, delante de la estatua de su antiguo jefe, quedó embargado de la emoción y se limitó a decir: «¡Presente, mi coronel!». El discurso del argentino contenía este párrafo:
"¡Pelearemos hasta quemar el último cartucho! Provocación o reto a muerte, soberbia frase de varón, condigno juramento de soldado, que no concibe la vida sin el honor, ni el corazón sin el altruismo, ni la palabra sin el hecho que la confirma y la ilumina para grabarla en el bronce o en el poema, como la graba y la consagra la inspiración nacional. Y el juramento se cumplió por el jefe, y por el último de sus soldados, porque el bicolor peruano no fue arriado por la mano del vencido, sino despedazado por el plomo del vencedor".
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General Roque Saenz Peña |